1. Algo especial


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Erotismo y amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... él se agachaba un poco, lo justo para poner un par de dedos en su cintura, tirando hacia abajo del minúsculo tanga que apenas cubría su pubis.
    
    Jesús se volvió a incorporar, besó a Eva y la instó a caminar de espaldas. No se perdían vista el uno del otro, se miraban a los ojos. Ella daba cautelosos pasos hacia atrás, hasta que le paró, la empujó de los hombros hacia abajo, diciéndole que se sentara. Eva se dejó caer.
    
    Sentada en el sillón como estaba, Jesús se hincó de rodillas sobre ella, frente a la humedad de su entrepierna. Jesús agarró las piernas de Eva por las rodillas, comenzando a levantar las piernas. Eva se apoyó con las manos en el sillón y echó su entrepierna hacia delante, hasta dejar la mitad de su culo en el justo filo del sillón.
    
    Jesús separó las piernas que tenía en sus manos, acercando su boca hacia esa humedad que merecía ser saboreada. Sacó la lengua y se puso a jugar con el pequeño bultito que asomaba. Estuvo jugando con ese botoncito durante un rato, hasta que Eva comenzó a decir que no se quedara ahí. Ese fue como el pistoletazo de salida. La lengua de Jesús se paseaba por toda la extensión de su vagina, rozando los labios y deleitándose con ellos, metía la punta de la lengua dentro de la cueva donde estaba toda la humedad, como penetrándola con ella, hasta lo más profundo que podía.
    
    Soltó una de las piernas, que Eva dejó descansar sobre su espalda y con la mano que le quedó libre comenzó a acariciar la pequeña zona que separaba la vagina ...
    ... del ano. Estuvo acariciándola un momento, metió uno de los dedos dentro de la vagina de ella, humedeciéndolo y usó esa humedad para seguir acariciando la zona, pero esta vez bajando hasta el pequeño ano.
    
    Con el dedo acarició alrededor del pequeño hueco, sin penetrarlo, porque a ella no le gustaba la penetración anal, pero sí que poniendo la yema del dedo justo en el centro, haciendo una ligera presión.
    
    Jesús seguía jugando con su mano, con su lengua, con todo su cuerpo y Eva comenzó a retorcerse. Estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Puso la mano sobre la cabeza de Jesús y no paraba de soltar leves gemidos, suspiros y de susurrar que ya llegaba.
    
    El orgasmo no cogió desprevenido a ninguno de los dos, ella lo iba notando desde que la lengua se posó en su clítoris, no solía ser de orgasmo rápido, pero a veces se dejaba llevar, como en ese momento y el orgasmo se presentaba pronto. Tenía que decir que las caricias de Jesús ayudaban bastante. Eva se quedó desmadejada en el sillón.
    
    Jesús buscó con la mirada su pantalón de deporte, miró alrededor y lo encontró, junto al pequeño tanga de ella. Parecía como si hasta su ropa interior buscase el calor. Del bolsillo del pequeño pantalón, sacó un preservativo, lo abrió con un diestro movimiento y se lo puso con seguridad, pero bastante rápido. Ahora su miembro estaba cubierto por un fino preservativo.
    
    Jesús lo cogió con una mano, apuntó hacia la caliente vagina de Eva, puso la punta en la entrada y dio un pequeño empujoncito ...