1. PRIMITA RICA


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Incesto Autor: san_judass, Fuente: RelatosEróticos

    ... comencé a darle una comida de coño que la hacia gritar, delirar, trataba de agarrarme la cabeza para que parara, lloraba de gozo, mi lengua se hundía en su cueva, mis labios chupaban y chupaban sus labios uterinos, sus jugos vaginales corrían por mi boca, mientras mis dedos estaban horadando su ano, entre espasmos interminables y gritos supe que había llegado, no sé cuantas veces a uno y otro orgasmo.
    
    Cuando ya sus ojos solo estaban entreabiertos y totalmente en blanco, sus labios solo balbuceaban mi nombre y atinaban solo a gemir y gemir, me erguí, le tomé los muslos y se los puse a la altura de sus hombros dirigí mi verga hacia la cascada de sabía fémina, que roja y abierta solo esperaba la estocada final, posé la cabeza roja e hinchada en la entrada y automáticamente fue absorbida por los labios vaginales, Carmen abrió ligeramente los ojos, miró hacia su entrepierna y sin que tuviera reacción se lo mandé hasta adentro, abrió los ojos me miró y cuando metí y saqué de nuevo ella cerró sus ojos y sus manos jalaban mis cabellos y me pedía que lo hiciera con suavidad cuando comencé a bombearla una y otra vez.
    
    La profundidad de la penetración era total por la posición, mi miembro se perdía en la untuosidad de su orgasmo y pequeñas salpicaduras de sangre virgen de su himen recién vulnerado, cuando sus movimientos de cadera se hacían más lentos y sus uñas se clavaban en mi espalda y sus gritos eran más profundos, entendí que su orgasmo por penetración estaba listo, mi pene ...
    ... seguía hirviendo y al palo tal como lo había planeado, ella cuando creía que todo había terminado y se disponía a abrazarme y besarme, se sorprendió cuando mi boca volvió a comerse su conchita y mis dedos se metían lubricados por los jugos de su coño en su ano.
    
    Sus gemidos volvieron a la carga, ya eran dos los dedos en su culo Cuando vi que el hoyo estaba con un cm. de diámetro, me incorporé, tomé mi sable, coloqué el glande, ya súper rojo y gordo, en ese hoyito hecho por mí, y comencé despacio a metérselo, lo hice lento, quería saborear cada centímetro, mientras lo metía ella solo atinaba a pedirme por favor que lo sacara, entre sollozos y gemidos, cuando la tenía penetrado más de la mitad comencé a meterlo más fuerte hasta que se le incrusté totalmente, mi tallo se perdió en su ano.
    
    Así culeándomela, en posición patas al hombro nuestras caras estaban frente a frente, le decía que era mi mujer desde ese día y solo yo iba a tener derechos sobre esos agujeros, y ella me abrazaba más y solo aguantaba las embestidas que le hacia, lloraba pidiéndome suavidad, de poco sus lágrimas, pasaron a pequeños gemidos, mi pene estaba erecto al máximo y se lo metía y sacaba de una forma rápida y certera, el bombeo dentro de ese exquisito culo era salvaje, Carmen ya solo gemía y gritaba que ya no daba más, “primo te amo, oh hoh oh hahah cielo mío”
    
    Luego me dijo que no quería ninguna mujer más en mi vida, y de un empujón golpeando sus glúteos con mi huevos hasta el fondo de su culito y ...