1. Secretos familiares II


    Fecha: 08/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Antecedente Todo comenzó con un comentario inocente de mi mujer. Según ella misma me comentó, mi hijastro le pregunto si yo tenía condones. Que ella le había respondido que no, demás le había dicho que los míos no le quedaban porque era talla grande. –Según mi vieja, fue una broma inocente, pero que generó que entre ellos me empezarán a llamar él anaconda. Hasta mi mujer, en la intimidad me preguntaba qué donde estaba su anaconda. Somos cinco en la casa, mi mujer y tres hijos, dos varones de 17 y 14, una guapa señorita de 16 que es adoptada. Vivimos juntos desde hace unos cinco años, ella enviudó y decidimos casarnos. Podríamos decir que somos una bastante feliz, con alguna solvencia económica. Los chicos estudian y nosotros los padres trabajamos. En lo concerniente al sexo encajamos perfectamente, ella me resultó una mujer bastante exigente. A sus 40 y tantos cogemos casi a diario. De criterio amplio, no tenemos límites en cuanto a lo que hacemos en la intimidad. Según mi mujer está recuperando el tiempo perdido pues estuvo un tanto a dieta de pene por algún tiempo. Tiene una hija, pero no vive con nosotros. Es la mayor, unos 29. Es la madre de mi “nieta” Estéfany, la chiquilla curiosa que me encontró cogiendo a su abuela y que luego se envicio con mi verga. La que a la más mínima oportunidad busca quedarse sola conmigo para darme una buena mamada, esa que la última vez incluso se trago unos centímetros de verga cuando estuvimos en el baño. Estefany me contó que su tío de ...
    ... 13 hacía cosillas con ella, que le había visto el pene y que hasta se lo había metido. Cosas ricas – me dijo – Es una chiquilla extrovertida, curiosa, inteligente y muy madura a pesar de que solo tiene 12 años. Estudia en una escuela cercana y cómo sus padres trabajan llega a nuestra casa al salir de clases, fue así como aquel día nos encontró cogiendo con su abuela. El secreto de mis hijastros Llegue a casa como a eso de las 2 después de una jornada de trabajo. Sabía que mi mujer no estaba, me había dicho que iría a visitar a sus padres. Que me dejaba la comida preparada, que le hiciera el favor de cuidar de los chicos así también de Estefany cuando regresara de la escuela. -Si amor, no te preocupes- le había dicho, imaginando lo bien que me la pasaría. Porque seguro estaba que como otras veces esa chiquilla entraría a mi cuarto y me daría una de esas deliciosas mamadas a las que ya me tenía acostumbrado. Para mi sorpresa, no había nadie en la sala que es donde normalmente se la pasaban a esa hora. Quizás no han llegado todavía – pensé encaminándose a mi cuarto. Encendí la televisión, me quite la ropa de trabajo y me vestí nomas con short y una playera de fútbol. Quizá inconscientemente me estaba preparando para cuando llegara mi nieta y así facilitarle la tarea. Caí en la cuenta que mi verga estaba semi flácida. Dejándome ganar por el morbo la tome con una mano y bajándome el short hasta las rodillas deje que colgara en toda su extensión. – Hoy si te las a comer toda escuché ...
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