1. Mi hijo dotado


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Cabrera1993, Fuente: CuentoRelatos

    Hacía ya más de cinco años que mis padres se habían separado. Yo vivía entonces con mi madre solo, ya que mi padre se había largado y no quería saber nada de custodias ni de nada de eso. A mí me había herido un poco al principio, pero al poco tiempo todas las heridas se curan, y ésta no fue una excepción.
    
    La vida no era nada mala de todas formas con mi madre. Ella tenía por entonces 42 años y tan sólo se dedicaba a ir a trabajar a la oficina por la mañana y a ocuparse de la casa por las tardes. No había querido rehacer su vida con ningún hombre, ya que decía que bastante había tenido ya con mi padre, así que vivía sólo para su ocio y para mi comodidad.
    
    Los dos nos llevábamos muy bien, tal vez porque nos parecíamos mucho en carácter y nos entreteníamos y divertíamos juntos no pocas veces. Solíamos ir al cine una vez por semana y a veces pedíamos unas pizzas a casa y nos la comíamos viendo una peli alquilada, generalmente elegida por mí. Otras veces, nos íbamos a un local de fuera y nos la tomábamos por ahí.
    
    Mi madre era realmente buena y comprensiva conmigo y yo la quería mucho. Los dos nos comprendíamos mutuamente y sabíamos lo que nos gustaba. Estábamos realmente muy unidos y lo pasábamos bien juntos, mejor de lo que lo pasaba con mis, mucho mejor. Teníamos plena confianza el uno en el otro y pasábamos gran parte del día juntos.
    
    Estábamos tan unidos que la mayoría de las noches dormíamos juntos. Ella me decía que le daba miedo dormir sola, y que desde que era ...
    ... una niña le había pasado, de modo que la gran mayoría de las noches los dos compartíamos cama. A mí desde luego no me importaba, ya que no era tampoco un ejemplo vivo de valentía en la oscuridad.
    
    Pero todavía no os he descrito a mi madre. Como he dicho era entonces una mujer de 42 años, de pelo oscuro, ojos marrones y piel bastante blanca. Medía 1’64 y estaba bastante rellenita, pero sin llegar a ser gorda. Sus pechos necesitaban la talla 100 de sujetador y sus caderas eran anchas, pero no en demasía, dando forma a un culo ancho, pero muy bien hecho y bastante firme. Sus piernas estaban muy bien hechas y sus muslos eran gordos y bien proporcionados. En cuanto a sus pies, estaban muy bien hechos y eran bastante pequeños, de la talla 35. Solía llevar las uñas pintadas de rojo o morado, ya que le gustaba lucir sus pies y, a veces, que se los acariciara yo cuando estábamos en el sofá viendo la tele.
    
    En cuanto a mí, yo era entonces un adolescente normal. Medía 1’59, tenía el pelo negro y era algo flaco, todavía sin desarrollar. No había tenido novias ni nada de eso, pero cada vez me interesaban más y tenía más necesidad de algo que no sabía cómo definir.
    
    Una noche, después de cenar, mi madre y yo veíamos un programa en la tele como de costumbre. Ella estaba tumbada en el sofá y yo estaba en el otro extremo con sus pies sobre mí, acariciándoselos. Ella llevaba puesto un camisón blanco que se transparentaba bastante y no le llegaba ni a la rodilla, cubriendo sólo tres cuartas ...
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