1. El Retrete


    Fecha: 25/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... la taza del water y aspiró profundamente. Después se levantó y dijo:
    
    “Vaya, si que huele a coños meados. ¿Te gusta?”
    
    “Me vuelve loco”, dije yo y me acerqué a ella empezando a pasar mi mano por su culo. Ella me correspondió y directamente me cogió la polla por encima del pantalón.
    
    “Ya lo veo”, me dijo mientras sonreía. “¿No prefieres oler directamente?”, me dijo mientras empezaba a mover su mano de arriba abajo masturbándome.
    
    “Me encantaría olerte a ti”, la dije. Ella se bajó los pantalones del uniforme que llevaba a la vez que las bragas, se sentó en la taza. Pasó sus piernas por cada lado de mi cuerpo y las apoyó en la pared de enfrente, muy altas. Yo pude ver con claridad entonces su coño, morenito y con bastantes pelos, así como su ojete muy negro. La polla se me puso a punto de reventar.
    
    “Huele”, ordenó. Yo me agaché y metí mi cabeza entre sus piernas. El olor era bastante fuerte como corresponde a una mujer que estaba trabajando todo el día allí, pero no me importó. La situación era tan excitante que quería ser el más guarro del mundo. Yo aspire; “Mmmmmmmmmmmmmmm”
    
    “Si que eres guarro, si”, dijo.
    
    “Mmmmmmmmmm…”, yo seguí deleitándome con los aromas mezclados del water que tan bien conocía y aquel coño y aquel culo que se me ofrecía. Rápidamente solté mi lengua y empecé a chuparle el coño.
    
    “¡Quieto!”, me ordenó. “Todavía no”. Yo obedecí. “Antes vas a disfrutar de mis olores”. Nada más decir esto empezó a mear, echando un gran chorro. Yo tenía mi ...
    ... cara muy cerca y enseguida me vino el olor de su meada, ese olor que tanto adoraba.
    
    “Me encanta como huele tu meada”, dije.
    
    “Lo se”, dijo ella y como “premio”, se pasó un dedo por el coño, después lo metió en el fondo de la taza, dentro de su meada que acababa de echar y después me lo metió en la boca. Yo me relamí mientras la miraba a los ojos.
    
    “Eres un cerdo”, me dijo mientras sonreía. Nada más decir eso se tiró un sonoro pedo. Soltó una carcajada y empezó a apretar. ¡Iba a cagar!
    
    Así fue y soltó tres buenos chorizos que cayeron al fondo de la taza. El olor era fortísimo pero la situación también. Yo estaba muy caliente y quería seguir.
    
    “¿Quieres un poquito?”, me preguntó porque dudaba. Yo asentí con la cabeza. Hizo la misma operación. Metió su mano en la taza, revolvió un poco y sacó un dedo manchado con su mierda. Ella se untó el clítoris con el dedo y dijo “Ya puedes chupar”. Yo me lancé como un loco a su coño y empecé a hacerle una mamada impresionante. La mezcla de sabores y olores me estaba volviendo loco. Yo de reojo vi como ella se chupaba el dedo que había manchado con su propia mierda. Casi me corro. Aquella cerda me encantaba.
    
    Ella se levantó un poco y me ofreció su ojete. Yo no lo dudé. Lamí los restos que le quedaban y metí mi lengua tan profundamente como pude.
    
    Hacía un calor de muerte allí dentro y yo sudaba como un pollo, por lo que empecé a quitarme la ropa. Ella también. Ya nos daba igual, el suelo tenía algún pequeño charquito de alguna ...