1. Esto es un atraco, nena


    Fecha: 29/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
    
    Me han dado. La primera bala ha atravesado la oreja y el escozor que siento al notarla colgando es horrible. Sin embargo, no es una herida grave en comparación con la otra. Bien alojada en el pecho, no ha acertado al corazón, pero se que es grave. Al respirar, noto como la nariz y la boca se llenan de sangre. Tú no estás en mejores condiciones.
    
    Una bala ha rozado tu frente y te ha dejado una estela quemada de regalo, pero otra ha ido a parar a tu hombro y ahora tienes un sanguinolento agujero ahí. Veo como sale la sangre en viscosos hilos de tu herida. Nos miramos, petrificados por el dolor y el miedo mientras afuera, los putos maderos nos advierten de que si no nos rendimos, responderán con mayor contundencia. Tus gafas se caen al suelo y yo me pierdo en tus preciosos ojos.
    
    Recuerdo cuando te conocí. Hija de la noche y de la fiesta. Libre y sin dueño. Bailabas en la pista de baile con quien fuera, hombre o mujer, pero nunca te comprometias con nadie, pues tú querías volar sin control. Entonces, nuestras miradas se cruzaron y supimos que acabábamos de ser prisioneros uno del otro. Nuestro amor sería nuestra carcel, aunque poco nos importaba. A partir de ahí, se sucedieron las noches de alcohol, pasión y locura. No abandonábamos la cama ni queriendo. Tan solo nos devorabamos el uno al otro sin piedad. Tu cuerpo, delgado y esbelto, me encandilaba con su belleza terrenal. Tus pechos, pequeños y firmes, se bamboleaban de un lado a otro mientras me ...
    ... cabalgabas. Tu piel morena brillaba de forma intensa cuando el tequila lo bañaba, antes de pasar mi lengua por ella, degustando su agridulce sabor. Temblaba entelerido cuando sentía la punta de mi cipote atrapada entre tus aterciopelados labios. Joder, en mi vida encontré a piba igual a ti. Nena, eras única y, aún hoy, lo sigues siendo.
    
    Lo noto en tu mirada. Sabíamos a lo que veníamos y que las consecuencias serían ser terribles. Una cosa que dijimos es que nunca nos atraparían, que siempre seríamos libres. Tu fuiste quien me convenció de atracar un banco, que solo así haríamos realidad nuestros sueños, pero tambien, me advertiste de lo que podría ocurrir. Creo que tú, mas que ningún otro, era muy consciente de esto. Y ahora, ambos lo sabemos, esto es el fin.
    
    Levantas tu mano derecha con gran pesar y me apuntas con tu arma. Yo hago lo mismo. Tiemblo un poco, pero soy lo bastante fuerte todvaía como para mantenerme firme. Afuera, escucho los pasos de la policía, listos para entrar y barrer con todo. Trago saliva y te miro. Tengo mucho miedo, nena, pero soy consciente de que ya no hay marcha atras. Los dos lo sabemos y por eso, me sornríes. Incluso en los peores momentos, sigues estando tan preciosa. En otras circusntancias, ni me atrevería a hacer esto, pero sabes, tu eres mi perdición y por ti, haría las mayores locuras imaginables. Colocas tu índice en el gatillo. Yo igual. Los agentes irrumpen en la estancia y nos apuntan con sus armas, esperando nuestra rendición. Sin ...