1. Esto es un atraco, nena


    Fecha: 29/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Los trozos de cristal caen sobre mi cuerpo como lluvia de Abril. Acarician mi piel, abriendo pequeñas brechas de las que surge la sangre, tiñendome entero de rojo. El sonido del vidrio al resquebrajarse atruena mi cabeza como una musica infernal que me vuelve loco, aunque no tarda en ser sustituido por el silbido de las balas que atraviesan la ventana. Se oyen muchas pasando a gran velocidad. Se que si me levanto, acabaré muerto. El atemorizado grito de los rehenes que acaban de escapar tambien acompaña esta canción de muerte y destrucción.
    
    Miro para atrás un momento y veo el cuerpo de nuestro colega, tirado en el centro de la estancia. Un gran charco de hemoglobina y mugre lo acompaña mientras su perdida mirada me juzga por todos mis errores. Se suponía que lo tenía todo bajo control, pero no contaba con que uno de los guardias de seguridad estuviera todavía armado y, por eso, le descerrajó cuatro tiros al pobre Grajo entre pecho y espalda. Yo lo fusilé a disparos, pero ya era tarde. La alarma comenzó a sonar con fuerza y, en un abrir y cerrar de ojos, la poli ya estaba rodeando el banco, listos para atacar. Braulio, quien nos esperaba en la parte de atrás con la furgo para sacarnos de allí con toda la pasta, seguro que salió huyendo por patas. Joder, iba a ser un atraco perfecto, pero al final, todo se ha ido a la mierda.
    
    Afuera, escucho el sonido de las sirenas y a uno de los polis llamándonos. Dice que nos entreguemos, que no pasará nada si dejamos las armas y nos ...
    ... arrestan. Tendremos un trato justo y la condena en el trullo no será grave. Me siento desesperado, aunque tambien, muy excitado. Mi corazon va acelerado como el motor de un deportivo y noto el sudor recorre mi frente, arrastrando con ello la sangre de mis lacerantes heridas. Sopeso las posibilidades de entregarme, aunque se que eso no va a pasar. Meto otro cargador en la pistola y decido responder.
    
    ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
    
    Enseguida, la pasma responde con mas disparos. Escucho como sus balas impactan contra los barrotes de metal de la ventana, protegiendome de forma involuntaria. Saltan chispas de algunas y, por un momento, siento que estoy envuelto en llamas, porque el calor no deja de azotarme. Sigo abriendo fuego. No acierto a ningun poli, pero reviento algunas lunas, un retrovisor y hasta el faro de una sirena. Los dejo, al menos, con el miedo bien metido en el cuerpo. Oigo mas tiros. Se que eres tú.
    
    Me vuelvo y te miro. Todavía llevas esas malditas gafas de Sol puestas, lo cual me parece gracioso. El pasamontañas, sin embargo, te lo has quitado. Tu larga melena marrón cobriza envuelve tu rostro, dandote un aire exotico y enigmático. Algunos cabellos se te pegan en la piel por culpa del sudor, lo cual te da un aire mas morboso, si cabe. Te bajas las gafas un momento y me fijo en tus ojos. Son dos centellas azuladas que brillan con un fulgor intenso. Resultan hipnóticas. De repente, te levantas y disparas a nuestros enemigos. Yo decido acompañarte.
    
    ¡Bang! ...
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