1. La historia de Claudia (final)


    Fecha: 15/06/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    -¿Aprendiste que aquí la cosa es obediencia o castigo?
    
    -Sí, señora Amalia... –murmuró la jovencita cada vez más nerviosa.
    
    La vieja sonrió satisfecha y se hizo a un lado.
    
    Paola se metió casi corriendo en la sala, donde el Ama esperaba sentada en el camastro con Claudia y la cachorra arrodilladas ante ella.
    
    -Ya está, Ama, ya hablé con mamá... –murmuró mirando al piso.
    
    -Bueno, cachorra, esta preciosura es toda tuya. –dijo Inés incorporándose. –Podés llevártela a tu habitación. –y tomando a Claudia de una mano agregó dirigiéndose con ella hacia la puerta:
    
    -Y vos vení conmigo que te voy a dar de lo lindo.
    
    Una vez en su cuarto y no bien hubo cerrado la puerta, la cachorra se volvió hacia Paola, que la miraba embelesada, con los labios entreabiertos.
    
    -Llevo meses y meses esperando este momento... –le dijo en un susurro mientras se le acercaba lentamente.
    
    Paola la miró a los ojos y se estremeció cuando Laura la abrazó por la cintura.
    
    -No hagas nada, quedate quieta... –le dijo la cachorra apretándola contra ella y deslizando después sus manos hacia esas nalgas redondas y firmes que la vara empuñada por Amalia había inflamado y enrojecido.
    
    -Me excita abrazarte desnuda estando yo vestida... –susurró Laura con su boca apoyada apenas en los labios de Paola, que se abrieron anhelantes dejando escapar un gemido.
    
    Laura capturó esa boca con la suya, mordisqueó un instante el labio inferior y luego adelantó su lengua en un beso largo e intenso que Paola ...
    ... correspondió apasionadamente sintiendo que sus piernas flaqueaban.
    
    En pleno beso, Laura se separó un poco y llevó sus manos a las tetas de la chica, acariciándolas suavemente primero, luego presionando con fuerza y apresando entre sus dedos los pezones erectos y duros como pequeñas clavijas.
    
    Sin dejar de besarse, tambaleándose cual ebrias y cada vez más calientes, ambas fueron hasta la cama y se dejaron caer sobre ella abrazadas y jadeantes como animales en celo.
    
    Laura comenzó a deslizar una mano hacia abajo muy lentamente mientras le besaba la cara, el cuello largo y esbelto, los hombros redondos. La mano ávida llegó a destino y Paola exhaló un largo gemido cruzando una pierna por sobre la cintura de la cachorra, que hundió un dedo y enseguida otro en ese nido tibio ya inundado de flujos y comenzó a moverlos hacia atrás y hacia delante al tiempo que Paola la penetraba de la misma forma convirtiéndole en una maravillosa realidad esa fantasía que la había atormentado durante tanto tiempo.
    
    Ambas se besaban y acariciaban en el extremo de una calentura que las bañaba con un sudor ardiente. Laura retiró sus dedos y apresó el clítoris haciendo que Paola corcoveara en medio de un aguijonazo de placer.
    
    -Sí, amor, así... así... aaaahhhhhh... así, mi amor... así... aaahhhh... ¡mi amooooooor!...
    
    -Me volvés loca... –jadeó la cachorra poniéndola de espaldas e inclinándose sobre ella para besar y lamer largamente esas tetas que la deslumbraban con su perfección. Su lengua se ...
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