1. Jugando billar con mi compadre...


    Fecha: 10/06/2019, Categorías: Gays Voyerismo Tabú Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... a desnudar en el vestidor con todos los demás y ya no cerraba su cortina cuando se estaba bañando. Para mi era como si hubiera llegado la navidad. Ver su cuerpo velludo en plenitud caminando por el vestidor me ponía muy caliente, pero en cuanto se volteaba y mostraba las nalgas mi verga se ponía a mil. No hallaba ni como ocultar las erecciones que ese hermoso trasero me provocaba. Lo bueno es que entre el relajo de todos en las duchas no faltaba quien se lo chuleara y todo caía en broma. Estoy seguro que algún otro de los que estábamos se la jaló en honor del fabuloso culo del profesor Acuña. Pero ahí nada de puterías que todos éramos machines ¡Ajá!Y bueno, fueron tantos jueves en pelotas y tantos malos juegos que el entrenador terminó por tomarme a su resguardo. Me ponía a jugar y me explicaba como hacerlo. Me pasaba la bola y hasta festejaba cuando hacía un buen tiro. Eso y que mi hijo estaba convertido en la estrella del equipo que entrenaba –talento heredado de su madre, supongo- hizo que los lazos amistosos entre su familia y la mía se fueron haciendo estrechos. Mi mujer y su mujer se hicieron muy amigas y recibimos muchas invitaciones a fiestas en su casa y nosotros correspondimos igual.. Ahora ya no era el profesor Acuña y Yo el licenciado Cota. Solo éramos Sergio y Alejandro. De hecho nos hicimos compadres cuando su hija mayor se casó y fuimos padrinos. El problema es que conforme el tiempo pasaba Sergio me gustaba más y eso me ponía muy nervioso porque no veía ...
    ... ninguna señal por ningún lado de que le gustara darse algunas escapadas con un hombre. Yo estaba francamente desesperado por mi mala suerte. No contaba con que el destino la iba cambiar de la manera menos esperada.El jueves siguiente, al acabar el juego, mi compadre tuvo a bien invitarme a la inauguración de la nueva casa de su hija.Oiga compadre, ya le compraron una casa a Sonia y estamos invitados a una fiesterita. Avísele a mi comadre.Pues mi ahijada no me ha dicho nada compadre.Pues no porque dijo que yo te avisara, no seas quisquilloso.Está bien compadre. Ya te estás poniendo viejo. Dentro de poco vas a ser abuelo.¡No me chingue compadre!Ni modo, así es la vida.El sábado siguiente nos apersonamos en la nueva casa de mi ahijada. Era una casa enorme. Su marido trabajaba para una trasnacional y le estaba yendo muy bien. Era un joven de no más 28 años pero muy hábil y se había acomodado muy bien en su empresa. Adolfo era un norteño alto, robusto, muy atractivo y cara rebuena gente además de un trato muy amable. Todo un caballero digno de Sonia, mi ahijada. Y ahora estaban estrenando lo que sería su primera casa propia.Cuando llegamos mi compadre ya estaba ahí y nos recibió como si hubiera visto a su ángel de la guarda. El pobre hombre se sentía como perdido entre tanto muchachito que no tenía mucho que ver con él, e inmediatamente se refugió en nosotros. Las mujeres, como siempre, se juntaron e hicieron su propio club. La fiesta transcurrió con mucha calma. Era el típico asado en ...
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