1. 43.2 Telmo, un chico con corazón


    Fecha: 05/06/2019, Categorías: Sexo Interracial Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... y jugué con ella mientras acariciaba su culito breve y redondo, cuando lleve mi mano a su ano me asustó la facilidad con que podía meter mis dedos en él. Lo tenía muy dilatado de la verga de Faustin, imaginé que el mío no estaría mejor.
    
    Me hizo suspirar satisfecho al recibir las caricias de su boquita en mi polla, hacía juegos con ella y sabía manejarla para extraer de mi mis mejores sensaciones y el mayor placer. Retorcía su lengua en mi glande golpeando con ella en mi frenillo fuente de sensaciones riquísimas para mí y a veces la metía muy rápido o muy lento con distintos movimientos de su lengua. Usaba sus labios para pasarlos a lo largo del fuste de mi falo, desde los testículos a la cabeza llenándome de sensaciones placenteras.
    
    -Métemela Daniel. –cambié de sentido mi cuerpo y me metí entre sus acogedoras piernas, al principio las estiraba y encogía pasándolas por mis costados acariciándome con ellas, mientras miraba su cara de niño bueno, de joven que había sufrido tanto y ahora se conformaba simplemente con vivir y con un corto rato de cariño que le diera alguien como yo.
    
    Descendí para comer sus labios rojos, para chuparlos y conocer la blandura de su lengua, aplastada por la mía, que se dejaba vencer en la lucha que sostenían entre ellas.
    
    -Ya, ya, no puedo aguantar más. –abrió sus piernas para cederme todo el sitio, y a ciegas llevé mi mano hasta mi polla para encararla apuntando en la entrada de su ano, no me dejaba mover abrazando mi cuello y ...
    ... besándolo.
    
    Me levanté sobre mis manos y me metí muy profundo en él, tenía toda mi verga en su recto y se acariciaba su vientre, como si sintiera allí mi polla viva y palpitando, y la practicara caricias a través de su piel.
    
    Sus ojitos me miraban extasiados, unas veces parecían rendijas y otras, cuando entraba mi verga, se abrían como platos en un inusitado asombro.
    
    Agarró su verguita con fuerza, mordió su labio y cerro con violencia sus ojos marcando arrugas en su entrecejo, comenzó a temblar y le sacudieron fuertes espasmos al sentir como llegaba su orgasmo.
    
    Eyaculó y su semen regó su vientre y su pecho, quedó exhausto y mirándome con la vista extraviada, perdida en mi rostro y una dulce sonrisa en su boca, moría de ganas de besar sus labios intensamente rojos y lamer las gotas de sudor que brotaban de su piel encima de su labio superior.
    
    Sentí avanzar mi orgasmo imparable apretando mí bajo vientre, enterré mi polla en él y en el último segundo la saqué, mi eyaculación manchó su cara y terminó mezclándose con los regueros de su esperma que permanecían sobre su pecho y su vientre.
    
    Estuve quieto un momento, clavada la verga en mi mano sin moverla, mientras mis testículos se vaciaban tiritando y encogiéndome sacudido por calambres de loca satisfacción.
    
    Me incliné para recoger con mi lengua la leche que habíamos derramado y la fui llevando a su boca, cada vez que llegaba para compartir nuestro semen mordía mi lengua para arrastrar y quedarse con la leche de los dos ...
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