1. Una multa por mal estacionamiento


    Fecha: 03/06/2019, Categorías: Anal Hardcore, Sexo con Maduras Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... súplicas para que no me lastimara…Entonces aferró bien mis caderas y sin compasión hundió su gruesa verga hasta el fondo de mi concha, mientras yo gritaba y luchaba tratando de evitarlo. Pero todo fue inútil… comenzó a bombearme la concha a un ritmo infernal, mientras me soltaba cachetadas en mis nalgas desnudas.Mientras me cogía así salvajemente, de repente metió un dedo lubricado con saliva hasta el fondo de mi ano, abriéndomelo sin ningún cuidado.“No, por favor… por atrás no; me duele, se lo suplico…” Grité desesperada.“Silencio, perra… ahora vas a saber lo que es el dolor…” Gritó en mi oído.Entonces me sacó la pija de mi concha y sin más preámbulo me la empezó a meter por mi estrecho esfínter anal; haciéndome chillar y retorcerme de dolor mientras el hijo de puta reía y disfrutaba jadeando la presión que hacia mi ano en su gruesa verga.Me sujetó con firmeza por las caderas y me dejó inmóvil, mientras seguía sodomizándome sin ninguna contemplación. Yo lloraba y suplicaba por ayuda, pero todo era inútil. Me retorcía tratando de zafar, pero solo lograba que el hombre me la metiera todavía más a fondo en mi recto…Poco a poco mi ano fue ...
    ... cediendo, hasta permitir que esa tremenda verga me llenara por completo. Me bombeó brutalmente por un buen rato, dándome unos tremendos empujones que me partían de dolor, haciéndome aullar y gritar como loca.Finalmente sentí que ese hijo de puta se descargaba dentro de mi cuerpo, llenándome el culo de semen hirviente. Me la sacó y me dejó recuperar la respiración.De pronto todo se puso negro para mí. Me imaginé que había utilizado cloroformo o algo similar para hacerme perder el sentido.Me desperté sentada en mi propio auto; con la llave de encendido puesta en contacto y la música de la radio sonando a medio volumen. Pensé entonces que todo había sido un sueño; pero un intenso ardor en mi dolorido ano me devolvió a la realidad.Estaba vestida, pero mi tanga había desaparecido. Un río de semen corría entre mis muslos y manchaba el asiento de cuero.Entonces recordé detalles que antes no me habían llamado la atención: ese policía no usaba gorra, ni pistola, ni una placa en el pecho; solamente vestía un uniforme azul… y su patrulla en la oscuridad solamente llevaba una luz azul sobre el techo...Así de fácil había sido engañada por ese turro… 
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