1. Piel y deseo


    Fecha: 25/08/2017, Categorías: Zoofilia Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... cuándo se acercó el akita, pero también se unió al festín y comenzó a buscar la forma de participar. En un momento tuve conciencia de lo que estaba haciendo y me dije "esto no debe pasar", a lo que me intenté incorporar, girando mi cuerpo y quedando apoyada en cuatro puntos, el alaskan ni tardo ni perezoso se montó sobre mi cadera, puso sus patas delanteras contra mi cintura pasándolas hacia el frente y comenzó a buscar la forma de penetrarme, el akita imitó el movimiento, pero por mi cabeza, intentando penetrarme por donde pudiera. Entre lo mareada que estaba, la posición en que quedé y el intentar quitar al par de perros, pasó lo inevitable, la altura de mi cadera es perfecta para este tamaño de perros, por lo que sentí cómo fuí penetrada por el alaskan, sentí el pene como si fuera un palo (después supe que los perros tienen un hueso peneano) muy delgado, mucho más duro que el pene humano, y más delgado, muy puntiagudo, lo cual me provocó un dolor súbito que hizo que apretara mi vagina, lo cual excito más al perro, que en respuesta se movió más al fondo, penetrándome por completo con su pene, yo no tenía idea de la fuerza con la que los perros sujetan a sus perras con las patas, no podía quitarlo, ni me podía mover hacia adelante para evitar las embestidas de su pene, quedé casi congelada cuando sentí crecer "algo" en mi vagina, me dí cuenta que el pene del perro lo sentía más grueso y más largo, pero aparte de ello, ese "algo" crecía en seguida de mi entrada vaginal, ...
    ... después supe que es un bulbopeneano, que se dilata cuando el perro tiene sexo con su perra. Sentir el bulbo creciendo en mi vagina, el golpeteo de la punta del pene en el cérvix de mi útero, la sensación del pelaje suave contra mis piernas, el peso sobre mi espalda, el sentirme imposibilitada para moverme por ser sometida a la fuerza por dos perros. me excitó demasiado. han sido los orgasmos más intensos, placenteros, prolongados y extremadamente sensibles que he experimentado en mi vida. Ya en ese momento, sólo me dejé llevar, el alaskan me presentó su pene en mi rostro y por instinto, comencé a lamerlo, comenzó a aventar gotitas (sabe muy diferente al semen humano) y después lo comencé a mamar, a succionarlo, lo dejé que creciera, que me mojara la cara, el cuello, la blusa de seda (la cual se desabotonó con tanto movimiento) y mis pechos, toda mi parte superior del cuerpo, quedó mojada, empapada, chorreada por el líquido seminal que me brindó mi segundo amante, perdí la noción del tiempo, no supe cuánto tiempo quedé pegada al pene del alaskan, pero sentí cómo eyaculaba, y eyaculaba y eyaculaba en mi interior, cómo chorreaba su líquido desde mi vulva hacia kis muslos, y cómo llegaba hasta la alfombra, dejando la marca de mi encuentro sexual en el departamento de mi novio. Después de que el alaskan se despegó de mí, le agradecí lamiendo su pene, que se veía morado, grueso, duro y brillante. Cuando estaba disfrutando de ése pene en mi boca, sentí la embestida del akita contra mi ...