1. Anita de tus deseos (capitulo 10)


    Fecha: 21/06/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... el naturista. La verdad es que los hombres también lo hacen, y alguno incluso con ojos de deseo, pero esos no me importan: no son competencia.
    
    Me levante para dejar los vasos en el fregadero y papá empezó a desmontar la mesa y sacar la cama.
    
    —Me ducho en un momento, —dije rápidamente entrando en el baño. Hoy no lo había hecho.
    
    —Será cochina la tía, —bromeó papá.
    
    Fue una ducha rápida y cuándo salí entró él. No fue tan rápido porque entra muy justo en la ducha y le cuesta más trabajo. Cuándo salió, me encontró sobre la cama, abierta de piernas y tocándome el chocho con descaro. Siguió secándose mientras me observaba detenidamente, cómo pensando que iba a hacer conmigo. Finalmente, dejó la toalla y cogió la bolsa de los juguetes dejándola a mano. Me agarró de los tobillos y tiro de mí, me dio la vuelta dejándome la cabeza colgando por el borde de la cama. Metió la polla en mi boca hasta el fondo. No me lo esperaba y mientras daba una arcada papá separó mil piernas y me sujetó por los tobillos dejándome el chocho expuesto. Esperaba que me hiciera algo más, pero no lo hizo: me estuvo follando la boca lentamente, con profundidad, y eso me producía arcadas y amagos de vómito. No lo hice, pero mis babas, muy abundantes, me mojaban la cara cegándome un poco. La situación me producía un cierto placer con el hecho de que era el instrumento para su goce. Tardó en correrse y si no recuerdo mal es la primera vez que me utiliza de una manera tan egoísta. Hasta ese día, siempre, ...
    ... antes de correrse me había inducido algún orgasmo.
    
    Me sentí extrañamente feliz: se ha corrido, ha gozado y lo demás no me importa.
    
    Mantuvo la polla dentro de mi boca mientras la mezcla de babas y esperma mojaba el suelo. Sin sacarla, se inclinó y después de bloquear mis muslos con los brazos para que no los cerrase, empezó a comerme el chocho totalmente abierto y a su disposición. Inmediatamente empecé a gemir mientras babeaba más. Succionó mi clítoris con los labios y con la lengua lo estimulo, y cuándo sintió que me llegaba el orgasmo, metió con fuerza la polla hasta el fondo de la garganta cortándome el aire. Intenté resistirme con las manos, pero no lo conseguí. Tuve un orgasmo tremendo, agónico, que aumentó de intensidad cuándo me dejó respirar. Perdí la consciencia. Lo sé porque cuándo me di cuenta papá me tenía en el centro de la cama y me limpiaba la cara con una camiseta. Se sentó en la cama con la espalda apoyada en la pared del fondo y con ternura me atrajo hacia el abrazándome. No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero fue mucho. Mi respiración y mis pulsaciones se fueron normalizando mientras me secaba el sudor.
    
    —Luego tendré que castigarte, —dijo con mucha suavidad. Le miré sin comprender y papá se echó a reír. Me incorporó enseñándome el costado y un poco la nalga: los tenía arañados y eso que no llevo las uñas largas porque a papá no le gustan.
    
    —Lo siento papá: no me había dado cuenta, —me disculpé después de la sorpresa inicial.
    
    —Tranquila, pero ...
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