1. La Tia Romina


    Fecha: 18/08/2017, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... llegar al salón donde se encontraba sentado viendo la tele.- Ufff tía, estás guapísima. Si no fueses mi tía me lanzaba encima de ti –lisonjeó sin cortarse mi figura de manera efusiva.- Oh venga, deja de decir esas cosas o me harás poner colorada –reí con franqueza mientras alargaba la mano en busca de la cazadora.- Es la verdad Romina, estás muy guapa –volvió a confirmar quedando a mi lado al ponerse en pie.Se notaba tensión entre ambos pero de momento ninguno de los dos quiso dar pie a más.Comimos amigablemente en un bar cercano al domicilio, riendo divertidos y preguntándole yo interesada sobre sus cosas, sobre el proyecto y muchas otras cosas. Cotilleando y preguntándole también directamente por amigos e incluso alguna chica que tuviese por ahí desde su llegada a la ciudad.- ¿Chicas? No no, no tengo tiempo para chicas –se excusó ante el querer saber con el que le interrogaba.- ¿Nada de chicas? No me lo creo, anda no me mientas. ¿Un muchacho guapo y atractivo como tú y sin una chica por ahí? –pregunté viendo expedito el posible camino.Entre risas y algún momento algo embarazoso, poco a poco fui coqueteando abiertamente con él. Era imposible que no se diera cuenta y efectivamente Carlos entró animoso al peligroso juego que le brindaba. Aparentando ser más mayor de su edad y yo todo lo contrario pues parecía más joven con mi rostro bien cuidado y tan lleno de entusiasmo. Muchas veces me lo habían dicho lo cual me daba un plus de ánimo renovado y fue el mismo camarero quien ...
    ... lo confirmó comentando sin tapujos lo buena pareja que parecíamos y que la casa nos invitaba a una pequeña copa. ¿Pareja? –me dije henchida de orgullo ante las palabras del maduro camarero que ni por asomo podía imaginar la verdadera relación entre ambos. Carlos bajo la mesa inició el ataque, acercando el pie al mío para rozarlo algo insistente. Sin retirar el pie, nada dije y ya se sabe que quien calla otorga. Al tiempo acompañó aquello, plantándome sobre el mantel su mano encima de la mía mientras esperábamos confiados la prometida copa.- ¿Qué te pasa?- Tu mano… me pone nerviosa.- ¿Nerviosa por qué? –preguntó haciéndose el falsamente desentendido.A mi edad y experta como lo era, sabía que de tonto no tenía un pelo. Las miradas tan directas sobre mi persona bien me lo hacían saber. Un calor largo tiempo olvidado recorrió mi cuerpo, sintiéndome sofocada bajo las ropas. Le deseaba como sé que él me deseaba. Una mirada cómplice cruzaron Carlos y el maduro camarero cuando este último llenaba mi copa de un líquido oscuro que enseguida noté endulzar mi garganta una vez chocamos las copas. El mismo calor de antes sentí y cómo un latigazo recorría mi espalda bajo la blusa. Necesitaba escapar de allí, entregarme al muchacho y que me hiciera completamente suya.- Vámonos quieres –propuse de forma abrupta y sin poder evitar mostrar la necesidad que me embargaba.Carlos sonrió y rápidamente pidió la cuenta. Desde ese mismo instante, imagino que pensó que tenía la batalla ganada y que nada ...
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