1. La Tia Romina


    Fecha: 18/08/2017, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... por eso.- De acuerdo pero la próxima me toca a mí. Voy a la ducha y enseguida estoy contigo –dije riendo al abandonar el salón camino del dormitorio.En la ducha y con el calor del agua bajándome el cuerpo, mis pensamientos me llevaron al muchacho. Yo sabía que Carlos bebía los vientos por mí y él a mí también me iba por qué no decirlo. Al fin y al cabo, era el hombre que más cerca tenía y con el que me había acariciado alguna vez pensando en su juventud y potencia. Con suavidad y entre los dedos, acaricié mis pechos de tamaño medio pero de muy buen ver por su dureza y lo tersos que aún aparecían bajo las camisetas y las blusas y en los que Carlos pronto había clavado de manera disimulada las miradas. Aunque bien es cierto que más de una vez, y sin decirle nada, le había pillado con los ojos embobados en aquel par de razones de peso que ahora yo recorría lentamente esparciendo la espuma por encima con mis manos. Igual que en el culo, ese sí muy grande, redondo y firme y seguramente todo un sueño para él y con el que tantas noches se habría masturbado ensuciando de sospechosas manchas los calcetines que luego la lavadora se encargaba silenciosa de limpiar. Yo solo callaba como si de nada me diera cuenta.A mí, por supuesto me encantaba que me mirara con aquella cara mitad bobalicona, mitad de puro deseo cuando creía que no le veía. ¿A qué mujer divorciada y sola con un muchacho como aquel no le gustaría que la mirasen? Yo también, y sola como llevaba tanto tiempo, me había ...
    ... masturbado en mi cuarto jugando con alguno de mis consoladores que ya llevaban un tiempo haciéndome compañía. En mis noches solitarias pensaba en Carlos, no lo oculto. Carlos, el hijo del hermano mayor de mi marido, veinticinco años de joven muchacho y con el que había fantaseado en varias ocasiones, reprimiendo las ganas de agenciármelo tan cerca como lo tenía. Por mi parte, a mis cuarenta años y la menor de tres hermanos, sufría de demasiada soledad y ya los consoladores no resultaban suficiente alivio. Necesitaba hombre y por qué no con Carlos –hacía un tiempo que por mi cabeza corría la idea. Mientras, los dedos resbalaban entre las paredes de mi sexo, acompañados convenientemente por la humedad de la ducha. Estaba bien mojada y gimiendo débilmente mi placer pero entonces tuve la suficiente fuerza para parar.Con las manos subí las braguitas piernas arriba y no tardé mucho más en verme guapa y apetecible frente al espejo del baño. Me arreglé el rostro con una leve capa de maquillaje, entre los dedos me acomodé el cabello echándolo atrás hasta encontrarlo a mi gusto. Perfecta –pensé viéndome seductora y jovial. Con aquel conjunto de camiseta blanca entallada y por fuera, tejanos también blancos y mocasines negros con algo de tacón, todo ello unido convenientemente al foulard y el bolso amarillos con los que mi sobrino me había obsequiado, salí de la habitación dispuesta a pasar un buen rato.- Ya estoy lista. Mira cogí el foulard y el bolso que me regalaste –exclamé nada más ...
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