1. Mi amor por las Lolis


    Fecha: 05/03/2019, Categorías: Incesto Autor: onichan, Fuente: SexoSinTabues

    ... acompañada de su hermana y la tía menor. Luego de almorzar, mi tía se retira a tomar una siesta, mientras yo me quedo con las dos nenas en la mesa supuestamente ayudandolas con sus tareas escolares. Me senté junto a Isabel, y poco a poco comencé a tocarle las piernas (Vestía una bata de casa, y hermosas pantaletas de algodón. Rápidamente llegué a su cosita, gordita como ella. Comencé a acariciarla rápida y repetidamente por encima de su panty, Y ella que ya estaba muy sonrojada, comienza a comerce nerviosamente las uñas mientras fingía estudiar. Le susurré que se quitara la pantaleta pero no aceptó, y seguí en lo mismo hasta que percaté que mi tía había despertado. No volvió a pasar mas nada, sólo mirarla y que ella sitiera, o par de veces en su apartamento que la observaba masturbarse y luego bañarse, por un hueco de la puerta del baño. Ese año me fui de la casa de mi madre, y termine a los meses con la familia de mi padre, entre ellos, mi pequeña hermanastra Vanessa de ocho años. Luego de un par de años vivendo con mi familia paterna, tiempo en el cual dejé de pensar en lo que había hecho, y no conocía ninguna información, no pensaba como pedófilo por que ni conocía el término. Un día unos primos encontraron a mi hermanita justo cuando tenía sobre ella al primo de un primo. Me contaron que ella tenía las pantaletas bajadas y el chamito al preguntarle que hacía dijo: La estoy cojiendo. A partir de escuchar eso, comencé a mirarla distinto, durante unas semanas sólo la ...
    ... miraba, volviendo al juego de esperar esos divinos segundos que podía ver pantaleticas. Ella también me siguió el juego de las miradas, hasta que llegó el glorioso día del primer encuentro, cuando estábamos en un cuarto y mientras yo veo TV ella intenta subirse a la ventana sin lograrlo. Recuerdo que en ese momento pensé que era la oportunidad que esperaba, y pe pregunté si quería que la montara en la venta, respondiendo que sí. La tomo por debajo de los brazos para obligar disimuladamente que ella me abrazara, y al levantarla la apreté contra mi cuerpo a la altura de los genitales, y fue maravilloso hasta que luego de unos 10 segundos de restregar su cuerpo contra el mío se incomodó. La dejé tranquila. Luego de ese primer contacto, era recurrente que yo la “ayudara” a subirse a todos lados o para ver por encima, la abrazaba intensamente con el vestido levantado para así sentirla, y luego ya me sacaba el pene para friccionarme contra su cosita tapada. El juego se amplió a que también le gustaba mirarme mientras tenía erecciones o me masturbaba. Una tarde yo iba saliendo para el liceo cuando me topo con ella en las escaleras, la arrincono y a pesar de que era la primera vez que lo hacía, muy naturalmente bajé sus shorts y pantys, me saco el pene y divinamente fricciono mi muy erecto pente contra su divina y suave cosita, durante unos 20 segundos. La dejé y me fui a clases tratando de digerir lo ocurrido. Los encuentros evolucionaron a que ahora, si estábamos en su casa, ella se ...