1. Jubilada necesita emociones fuertes


    Fecha: 12/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    Ese vienes, último día de trabajo de doña Rosario, encargada de liquidación de sueldos, los compañeros habían preparado un brindis en la oficina como saludo, los más próximos en el bar, un after office recargado.
    
    Con poco más de 55 de edad y 30 de trabajo, se retira del servicio activo, pero viéndola moverse en un improvisado “perreo” al ritmo del reggaetón pensaría que se equivocó el calendario, los tragos de más y las ganas de divertirse la hicieron el alma de la fiesta.
    
    El motivo y la animación alargó la festichola mucho más de lo habitual, los invitados se fueron retirando, el encargado del sector me pidió que hiciera el favor de no dejarla conducir en estado, que la llevara a la casa.
    
    No estaba tan ebria, sino diríamos “bien entonada”, las bromas y juegos los siguió hasta su domicilio, utilizó esa condición para pedirme que la acompañe, risueña dijo que para llegar a salvo.
    
    -Tomamos un trago, bebé?
    
    -Mejor un café. No le parece doña…
    
    -Doña, ¡las pelotas! No soy más tu jefa, la doña quedó en la oficina. Rosario o Nené como me llamas mis íntimos. Sí!, ah lo de bebé es como un mimo, sos todo un macho…
    
    La seriota mandona quedó atrás, es otra mujer, risa fácil y juguetona, me pidió que hiciera café mientras se cambia de ropas.
    
    Regresó subida en sus zapatos de tacón alto, medias bucaneras, cubierta con sutil bata celeste que permitía entrever la silueta de dos tetazas libres del sostén, sentó en el sofá cruzando las piernas lentamente al mejor estilo ...
    ... de S. Stone en bajos instintos, el efecto fue el mismo que en la peli. Ella jugaba a seducirme, yo a… ya ni sé a qué, confundido y excitado, quedé absortó perdido en esa visión que me había turbado la razón.
    
    Rosario manejaba la situación sabía, entendía, comprendía y deseaba sacar el deseo, mostrar el interés por lo que me ofrecía en bandeja.
    
    -Qué pasó? No me habías imaginado así? Estamos solos, mi marido fue de pesca, vos podes ir “a la pesca” de esta mujer, ¿te animas?
    
    -Claro, está bien buena.
    
    -Hmmm… me gusta, no te haces rogar, te voy a hacer sentir cómo no te imaginas.
    
    Olvidamos el café, ella había puesto “toda la carne en el asador” la sorpresa inicial se derritió cuando Nené comenzó a desprender el pantalón, hacerme una felatio de órdago, una mamada con estilo, sabiendo cómo y dónde accionar los resortes eróticos que me encendían como una brasa. Lamía con ansiedad, su boca era una boa devorando mi carne, sus ojos no perdían el mínimo gesto para acrecentar mi calentura, sabe frotar sus dientes sobre el tronco, encerrar el glande entre sus labios moviendo la lengua hasta el delirio.
    
    Sabia en manejar los tiempos, me sacó de su boca, sentada en el sofá, abrió las piernas hizo a un lado la tanga, abrió los labios, los dedos navegando en el húmedo nácar de la vagina, me invita a degustar el mar de su deseo. Arrodillado, entre las piernas, lamiendo la herida ardiente de su calentura, saboreando la textura de sus feromonas, cegada por el placer, perdida en el ...
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