1. Luna azul mejor que el viagra


    Fecha: 08/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: golfoenmadrid, Fuente: RelatosEróticos

    ... objetivo, bruscamente le dejé caer sobre el colchón.
    
    -Quítate al menos los zapatos-, le pedí, como toda respuesta un gruñido, por lo que fui yo el que tuvo que quitárselos, y arroparle. Mi amigo, ya no era el cazador implacable, sino un guiñapo ebrio.
    
    Cuando me reuní con ellas, estaban platicando animadamente mientras se tomaban una cuba.
    
    - No hay una para mí-, pregunté, refiriéndome a una copa.
    
    - No, hay dos-, me contestó Maria,- vuestra demostración en el carro, me ha puesto cachonda-, mientras me besaba.
    
    Luna, no se hizo de rogar, su mano empezó a recorrer mi miembro, a la vez que se abrazaba a nosotros dos.
    
    Con urgencia, desnudamos a la rubia. EL vestido, al caer, mostró un cuerpo bien formado, sus senos eran mucho mejores de lo que me había imaginado.
    
    -Quiero que me comas entera-, dijo, mientras se sentaba en la mesa del comedor, abriendo sus piernas.
    
    Me fijé en su sexo, depilado, dejando solo un pequeño triangulo de pelos, que como una flecha señalaba mi destino.
    
    Cogí sus pies con las manos, mi lengua comenzó a dibujar círculos, alrededor de su pierna, acercándome despacio hacia abajo. Su excitación era enorme, la esposa de mi amigo, se estaba comportando como una puta. La humedad de su monte, se convirtió en un torrente cuando con la punta descubrí su clítoris. Ya no me pude refrenar, como si fuera un micropene, mi lengua se introdujo en su interior, a la vez que mi mano apretaba el pecho que Luna me había dejado libre. La morena estaba ...
    ... chupando el pezón de la rubia, mientras su mano estaba ocupada estimulándose ella misma.
    
    Esa unión a tres, donde ella era el centro de atención, provocó su orgasmo, sin vergüenza, agarró mi cabeza , para que mi boca se hiciera cargo del río que en ese momento caía sin control sobre la mesa.
    
    Sobreexcitado, me quité los pantalones, y dándole la vuelta, la penetré sin compasión. Luna aprovecho la ocasión para tumbarse en la mesa, y que María se hiciera cargo de su sexo.
    
    Cada vez que mi miembro se introducía en su vulva, su lengua entraba en la de la morena. Poco a poco fui incrementado mis acometidas, mis dedos empezaron a jugar con ella, introduciéndose en su entrada trasera. El sentir que su orificio virgen era violado la excitó mas si cabe, y con sus manos estrujó cruelmente los pechos de Luna.
    
    -Hazlo-, me pidió.
    
    Supe enseguida, lo que quería, sacando mi pene, comencé a restregarlo contra sus nalgas para aprovechar que la humedad facilitaría la maniobra. Ella protestó, lo necesitaba ya, con su mano me dirigió directamente. De un solo golpe, toda mi extensión entró dentro de ella, dos lágrimas fueron la única demostración del daño. Ya no era persona, estaba dominado por la urgencia, usé su pelo como riendas y cabalgué directamente hacia mi destino, explotando y llenándola de mi semen.
    
    Agotado, me tumbé en la mesa, Luna se acercó pidiendo su ración.
    
    -Espera un poco que me recupere-, le pedí,-si lo hubiera sabido me habría tomado antes, una de esas pastillas ...