1. Luna azul mejor que el viagra


    Fecha: 08/02/2019, Categorías: Infidelidad Autor: golfoenmadrid, Fuente: RelatosEróticos

    ... presencia de su esposa.
    
    -Estas muy callado-, afirmó María hablándome,- ¿te ha comido la lengua un gato?.
    
    No podía contestarla, toda mi concentración estaba en evitar correrme. Con un guiño, me hizo saber, que sabía lo que estabamos haciendo en el asiento trasero, y que no le importaba. Luna previendo mi climax, agachó su cabeza, introduciéndose mi pene en su boca. La suavidad de sus labios, y la humedad de su lengua, hicieron el resto, en breves sacudidas exploté, recogiendo ella, hasta el ultimo resto de la lava que salía de la erupción que había provocado.
    
    Incorporándose, me besó, compartiendo conmigo el resto del semen que todavía no se había tragado. Su sabor dulzon me sorprendió, ya que nunca lo había probado, pero lejos de asquearme, me reactivó.
    
    Habíamos llegado al restaurante, las dos mujeres se fueron al baño, mientras el camarero nos acercó a nuestra mesa.
    
    -Gracias-, me dijo Tito,- no sabes como te agradezco el favor, si no llega a ser por ti, me caigo con todo el paquete. ¿Pero, ahora ,que coño hacemos?.
    
    -Disimular-, le contesté sintiéndome mal, le había traicionado en su presencia, y ni se había enterado, y lo peor, es que estaba encantado.
    
    Durante la cena, quizás por no soportar la tensión de tener a la esposa y a la amante sentadas en la misma mesa, mi amigo, el gran vividor, se dedicó a beber sin control, sus copas se llenaban y se vaciaban con asombrosa rapidez. Su mujer, que en otras ocasiones, le criticaba su afición a la bebida, se ...
    ... mantenía tranquila, hasta se podía decir que le alentaba a seguir emborrachándose. Luna, en papel estelar, bromeaba, reía, coqueaba no solo conmigo, sino con Tito, y hasta con María, se sabía la reina, y ejercía. Yo, por mi parte, seguía excitado, mis miradas recorrían ansiosas las figuras de mis dos acompañantes, eran dos mujeres de bandera, diferentes la piel blanca y el pelo rubio de Maria, contrastaban con el color cobrizo y el pelo negro de la muchacha, pero iguales en atractivo.
    
    Al pagar la cuenta, el estado de Tito, era ya lamentable, el alcohol ingerido era demasiado, le costaba hablar, su lengua se trababa, de forma que era inteligible. Decidimos que así no podía conducir, por lo que agarré el coche, para acercarlos a su casa. Durante el trayecto, tuve que soportar que me repitiera mil veces, lo amigo que era mio, que me consideraba un hermano, que gracias a Dios que me había conocido, que era su cuatache....
    
    El peso de su amistad, recayó sobre mí, cuando tuve que cargarle hasta su cama, ochenta kilos de borracho durante un trayecto que se me hizo eterno.
    
    María parecía encantada:
    
    -No te quejes, cuando te vas de pedo con él, la mayoría de las veces, soy yo, quien tiene que subirle, a la habitación, así que, hoy te ha tocado-.
    
    Jodido, y cabreado, le subí por las escaleras, varias veces estuve a punto de caerme rodando por ellas, mientras oía las risas de las mujeres y escuchaba la música, de un cantante de salsa, que habían puesto.
    
    Por fín, conseguí mi ...