1. El celular de mi hermanita.


    Fecha: 21/01/2019, Categorías: Incesto Autor: hectorgarza0101, Fuente: SexoSinTabues

    ... nerviosa, mi papás no criaron pendejos y ella sabía que algo había pasado. Lo tomó con un "gracias" muy bajito y se fue a su cuarto casi corriendo. Mis papás se fueron a ver la tele a la sala y yo, según, a seguir jugando en mi cuarto. La puerta de Reina estaba cerrada, pero pegué la oreja y escuché sollozos apagados. Ya había visto lo que le hice a sus archivos. Me sentí un poco orgulloso. El resto del día la nena apenas salió de su cuarto hasta la cena y se notaba muy desanimada, incluso evitaba mirarme a los ojos. Antes de irnos a dormir mis papás nos dijeron que al día siguiente iban a visitar a unos tíos desde temprano y me pidieron que cuidara a mi hermanita, a lo que respondí que claro, que no habá problema y ella se puso todavía más pálida, hasta le preguntaron si se sentía enferma. Ella por supuesto dijo que no, que estaba bien. Nos fuimos a nuestras recámaras y cuando Reina se acercó a darme las buenas noches lo hizo despacito, como un gatito asustado y el beso que me dio fue tembloroso y breve, con una mirada como de súplica. Yo por mi parte le di uno frío y sin sentimiento, cuando por regla general soy muy cariñoso y apapachador con mi hermanita, pero el enojo me ganó. Cuando pasé otra vez frente a su puerta la escuché llorar nuevamente y me ganó el remordimiento pero no hice ni dije nada. Ya en mi cuarto me pasé un rato dando vueltas en mi cuarto sin poder dormir, hasta que la curiosidad me ganó y me puse a ver o que le había quitado a Reina. De verdad que ...
    ... uno no se imagina lo calientes que pueden llegar a ser las niñas pequeñas. Como ya dije, las fotos eran de auténtica estrella porno, pero en los videos tanto Pao como Reina se tocaban solas, se metían los dedos, plumones y hasta cepillos de dientes y cabello en sus panochitas y culitos. Como imaginaba, había algunos archivos lésbicos, tanto en nuestra casa como en la de Pao (los de la habitación que no reconocí). Las niñas se besaban, se chupaban sus pezoncitos, se dedeaban y hasta se lamían las conchitas. No lo van a creer, pero se decían frases cachondas dignas de cualquier adulto: "así mi amor, chúpame más", "méteme el dedo hasta adentro", "que ricas chichis mi vida", "que rica estás" y todas las que se puedan imaginar. Al fial estaba tan caliente que tuve que masturbarme. Mis planes para el día siguiente habían cambiado. Cuando desperté mis papás ya habían salido. Escuché atentamente y la casa estaba totalmente en silencio, así que fui al cuarto de Reina y llamé a la puerta. Nadie contestó. Una vez más, con el mismo resultado, incluso temí que a última hora mis padres hubieran decidido llevarla con ellos. Abrí la puerta y encontré a mi hermanita hecha bola, envuelta en las cobijas hasta la cabeza. Era obvio que tenía miedo de lo que fuera a pasar, así que me senté en su cama y mientras descubría su cabeza le dije: - Reina, tenemos algo de qué platicar tu y yo. Otra vez lloraba en silencio. Esta vez el corazón se me ablandó y en lugar de forzarla me recosté a su lado, ...
«1234...»