1. Por azucar


    Fecha: 20/06/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... manos y contempló mi coño, con la lujuria pintada en su semblante. Aquella mujer era una caja de sorpresas. Y yo pensando hasta media hora antes que era un auténtico ejemplo de castidad. Me empujó con suavidad hasta que quedé tumbada boca arriba sobre la cama, y noté como sus dedos abrían mis paredes vaginales y su lengua comenzaba a lamer en mi interior, primero con suavidad para incrementar posteriormente el ritmo de sus lamidas y mi grado de excitación. Mis jadeos iban in crescendo, mientras sentía como su lengua chapoteaba dentro de mi mojado chocho. Sorbió con sabiduría mi clítoris con sus labios, haciendo que experimentara una sensación de placer increíble.
    
    -Súbete a la cama, quiero hacerte lo mismo- acerté a decir.
    
    Me obedeció, haciendo que me tumbase boca arriba a lo largo de la cama y ella se puso sobre mí, adoptando la clásica postura del 69. No pusimos a devorarnos desaforadamente, mientras con el rabillo del ojo veía como la polla de Roberto comenzaba a dar de nuevo señales de vida. Deseé que me ensartara con ella, y estaba a punto de pedírselo, cuando un sonido rompió el encanto de aquella situación. Era el timbre de la puerta.
    
    De repente me vino a la cabeza el motivo por el que yo había acudido a aquel apartamento, y supe que la persona que estaba en la puerta era Paco, alarmado por mi tardanza.
    
    -Ese tiene que ser mi marido- dije.
    
    Ana me respondió, llena de preocupación: -vístete rápido, a ver si podemos evitar que se entere-
    
    -No conoces a ...
    ... Paco. No creo que se moleste por lo que estamos haciendo, sino todo lo contrario-
    
    Ana y Roberto exhalaron al unísono un suspiro de alivio, y ella contestó:
    
    -pues voy a abrirle, y si le apetece, que se una a la fiesta-
    
    -Puedes estar segura de que le apetecerá-
    
    Ana se incorporó, se vistió solamente con la bata y acudió a abrir la puerta. Roberto no tuvo ni la delicadeza de esperar y de tiró a por mí. Volvía a estar caliente. Yo tampoco le iba a la zaga y le pedí que me follara. Tras hacer que me arrodillara, él lo hizo detrás de mí, abrió los labios de mi coño con sus dedos, y me penetró sin problemas, dado el estado de lubricación en que me encontraba, y comenzó a bombear con firmeza.
    
    En ese momento, Ana abría la puerta de la calle. Oí la voz de Paco.
    
    -Hola, Ana, busco a Isabel. Bajó hace tres cuartos de hora a por un poco de azúcar y no ha regresado-
    
    -No te preocupes, que no corre peligro. Está ahí en la habitación, bien acompañada. Pasa-
    
    Oí unos pasos por el pasillo y vi como se abría la puerta. En el umbral, aparecieron Ana y Paco, ella muy sonriente y él con gesto sorprendido, cosa lógica, porque lo que menos se esperaba era encontrarse a su mujer siendo follada por un desconocido, cuando lo que había ido a hacer allí era conseguir un poco de azúcar.
    
    Pero la sorpresa le duró poco, justo hasta que notó la mano de Ana posarse en su entrepierna y acariciarle la polla por encima del pantalón. Ana, toda una experta, se agachó y con una hábil maniobra bajó ...
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