1. Por azucar


    Fecha: 20/06/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    A principios de Julio, mi marido y yo nos fuimos a pasar tres semanas de vacaciones a un pueblecito de la Costa Brava. Habíamos alquilado un apartamento muy cercano a la playa, donde nos instalamos a nuestra llegada.
    
    Mientras Paco quedaba en el apartamento deshaciendo las maletas, bajé a la búsqueda de un supermercado donde poder surtirnos de las cosas más elementales. Afortunadamente había uno junto a nuestro edificio y entré en él, dispuesta a hacer la compra. No llevaba allí ni dos minutos cuando me pareció distinguir al fondo del pasillo donde me encontraba una figura femenina que me pareció familiar. Según me acercaba a ella, advertí que me sonreía y la identifiqué: era Ana, una de mis compañeras de gimnasia. Me alegré de encontrármela tan lejos de casa, pese a que apenas teníamos confianza.
    
    Ana es de una edad algo superior a la mía, tendrá unos cincuenta años, aunque las sesiones de gimnasia han dado sus frutos y se conserva de maravilla. Es morena y no muy agraciada de cara, pero con un tipo envidiable. Incluso alguna vez estuve tentada a iniciar un acercamiento con ella con intención de intimar, pero nunca me atreví porque a través de las conversaciones que mantuvimos me pareció bastante "estrecha". Estaba muy favorecida por el color moreno de su piel y el vestido corto e informal, que le otorgaba un aire juvenil.
    
    -¡Isabel!… que sorpresa encontrarte aquí-
    
    -Lo mismo digo. Acabamos de llegar y nos estamos instalando-
    
    -Yo ya llevo una semana. ¿Has venido ...
    ... con tu marido? –
    
    -Sí; quedó en el apartamento deshaciendo el equipaje, mientras yo bajaba a la compra-
    
    -Yo estoy sola. Eduardo no ha podido dejar el trabajo, y aun tardará un par de semanas en llegar-
    
    -¿y no te aburres?-
    
    -Para nada. Me encanta la playa-
    
    -Ya se te nota. Estás negra como un chamizo-
    
    -¿Estáis cerca de aquí?-
    
    -En un edificio de apartamentos en esta misma calle, en el número cuatro-
    
    Me miró sorprendida:
    
    -Pero si ahí también estoy yo. Que maravilla, somos vecinas-
    
    -Vaya, si que es una suerte- dije tratando de mostrar un entusiasmo que no sentía ni de lejos
    
    Hicimos la compra y regresamos juntas al edificio.
    
    Por educación, la invité a que viniese a nuestro apartamento para presentarle a mi marido y aceptó encantada. Dejó la compra en su apartamento, que estaba una planta más abajo que el nuestro, y luego me acompañó. Cuando Paco me vio entrar acompañada quedó muy sorprendido.
    
    -Paco, te presento a Ana, una de mis compañeras de gimnasia, que mira que casualidad, está instalada en este mismo edificio, en el 6º A-
    
    Paco se acercó a ella y le dio dos besos. Conozco a mi marido como si lo hubiese parido, y la mirada que le echó a mi amiga fue más que elocuente: ya estaba pensando en follársela.
    
    Tras una corta e intranscendente conversación Ana se marchó, no sin que antes Paco la hubiese invitado a cenar con nosotros, evidentemente con aviesas intenciones, y ella aceptara hacerlo al día siguiente.
    
    -¿Sabes que tu amiga no está ...
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