1. Un compás de dos cuerpos.


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Incesto Autor: shizu, Fuente: SexoSinTabues

    ... cobra vida entre nosotros una química que prende una chispa mágica e irrisoria en mí ser. Cierro mis ojos, me dejo llevar. La música del placer me guía como una nota musical. Solo me dejo escuchar. Rodeo con mis brazos su cuello posando una de ellas en su nuca. Mi cabeza se ladea y mis piernas se abren, quedando entre ellas su cuerpo y un espacio diminuto que separa una obvia unión emocional. Entre besos siento sus manos desabotonar la camisa de mi pijama, abriendo a este de par en par y mostrando a la luna dos pequeños montículos blancos que nacen desde un rosado y pequeño pezón para morir en una de sus fuertes, dominantes y absorbentes manos. Entre besos, suelto gemidos al sentir como masajea y pellizca mis pechos. Entre besos, siento como mi pantalón de dormir desaparece de mis piernas y termina en las recónditas profundidades de una cama, nuestra testigo. Entre besos, quedo desnuda a su merced. Bajo su cuerpo yace el mío, blanco, delicado, suave, infantil. Su cuerpo se proyecta sobre mí, grande, ancho, masculino. Entre besos, el dirige mi mano bajo su bóxer para tocar, para por primera vez tocar con un miedo tierno, su pene. Caliente, duro. Lo masturbo. Me mira a los ojos. Me besa. La armonía celestial de aquel momento detuvo cualquier conflicto universal. No sabría decir ni cómo llamar a aquel momento, pero, jamás volví a sentir lo mismo, jamás pude encontrar situación parecida, pero aquel momento…aquel momento. Sentí la ternura de su caliente y duro glande rozar mi ...
    ... vagina húmeda. Su glande besaba con timidez mis labios vaginales. Su glande frente a la entrada de mi humanidad, a milímetros de hacerme suya. Lo miré a los ojos, y en ellos pude ver que sentía lo mismo que yo… y, entre besos, me penetró. Deslizó su pene dentro mío con dulzura. Mi vagina se abrió dejando entrar aquel majestuoso y potente miembro. Lo sentí entrar, abrirme, llegar al fondo. Mi boca, extendida. Mis ojos, apretados. Mis gemidos, mudos. Mis manos, presionando su espalda. Su cadera empezaba el rítmico vaivén sexual. Embestidas suaves, fuertes, rápidas, lentas. Mi cama se movía, mi cuerpo era guiado por el de él. Mis piernas enredadas en su cuerpo, abiertas, rodeándolo. No podría describir sentimentalmente la situación, pero, me aproximo al decir que era todo hermoso. Sentir como me embestía, como nuestros cuerpos chocaban en cada movimiento emitiendo sonidos sexuales. Mi cuerpo se deshacía entre sus brazos, mis caderas se hundían en el colchón recibiendo toda su fuerza mientras me lo hacía. Mi vagina se humedecía cada vez más al sentir su pene entrar y salir de mí. Mis oídos se enamoraban de la respiración agitada que emanaba su boca y moría en mi cuello. Sí, si ¡SIIII! Lo amo, amo esto, amo lo amo, lo deseo siempre, lo quiero dentro mío, lo quiero para mí, quiero ser de él en todo momento…Mis manos apretaban más y más su espalda, mis piernas se enrollaban y apretaban más y más sus caderas. Los dedos de mis pies se apretaban entre sí. Mi espalda se encorvó y lo sentí; ...