1. Un compás de dos cuerpos.


    Fecha: 15/01/2019, Categorías: Incesto Autor: shizu, Fuente: SexoSinTabues

    Sí, las cosas tienen un por qué. El destino es quisquilloso, te manda bestiales cambios disfrazados de suaves aleteos de primavera. Ya verás que todo tiene un por qué. Todo es por algo y ese algo, puede ser un cambio hermoso, casi, divino. Los días luego de aquel encuentro pasaron lento. Mi cabeza giraba en torno a esa noche en que fui de él. Pensaba en todo momento. Veía su amplia figura cruzar el umbral de la entrada y las sensaciones, oh aquellas sensaciones como alfileres calientes se hacían sentir en mi estómago, mi vagina, mi mente. El recuerdo vivo de sus penetraciones, la sensación de su semen en mi interior, la calidez de sus manos apretando mi cintura, el hálito alcohólico y cálido recorriendo la extensión de mi cuello. Oh dios, me gusta, me gustó, no sé qué pensar. Era la noche de un miércoles, estaba tomando un baño. La lluvia artificial recorría cada segmento de mi piel. Cerré mis ojos y las imágenes llegaron por si solas. El detrás de mí empuñando un falo que me penetró sin piedad. Vaivenes sexuales de brutales embestidas hacían que mis caderas se movieran al compás de su sexo. Muerdo mi labio, recuerdo, mis manos empiezan a juguetear entre mis piernas, los recuerdos, mis dedos recorren delicadamente mis labios, a el lo recuerdo, abro mi boca soltando un suave gemido…-¡YA NACHAAAAA! – El grito de mi madre luego de dos golpes a la puerta del baño me hacen olvidar. Volver del viaje que emprendía gracias a él. - ¡YAA!- Puta madre, estaba excitada. Entre mis ...
    ... sábanas, con la mirada hacia el techo, pensaba en él. El reloj indicaba las 2:30 del jueves, intentaba dormir pero entre pruebas y sorpresas, mi sueño se erradicó llegando a mí, un insomnio maldito. Un sutil girar de manilla, un crujir de bisagras, la puerta de mi habitación se abría. Una cabeza se asomó -Nacha, ¿estás despierta? – era él. Mi papá volvía a mi habitación. – S…si… aún estoy despierta – Con nervios respondí. Su cuerpo se alzó de un pasillo sin luz, cruzó la entrada a mi habitación y tras de el la puerta se cerró. Su caminar descalzó no omitía sonido alguno en el suelo alfombrado de mi habitación. Una lucecilla de mi lámpara de descanso iluminó su cuerpo, unos bóxer ajustados blancos cubrían su entrepierna. Su abdomen desnudo, un torso grueso, hombros anchos y un cuello semi arrugado: era el cuerpo de un hombre, del que me dio la vida, del que me crió. Y estaba allí, a dos pasos de mi cama. Sin aviso pero con delicadeza, con su mano, abre las ropas de mi cama y se posa de costado a mi derecha. Lleva su diestra a mi boca y con su índice hace señal de que mantenga silencio. Mis ojos no daban fe de su cercanía, mi respiración se agitó, mi corazón se aceleró el triple y todo gracias a su dedo posándose en mis labios. Se acerca, se posa sobre mí, me aprisiona con sus brazos, me besa. ¡ DIOS MIO ¡ abro mis ojos a mas no dar, siento sus labios posarse sobre los míos, su lengua empezar a buscar la mía. Su respiración. Su saliva. Sus latidos. El beso se extiende, se apasiona, ...
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