1. Matilda, guerrero del espacio (capitulo 16)


    Fecha: 07/01/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... que ella regrese. Los astilleros de Raissa están a pleno rendimiento, después de ese plazo la Flota Federal será más fuerte.
    
    —¿Y entonces Matilda?
    
    —Entonces, en mi opinión, habría que atacar los sectores, 15, 17, 21, y 22, respondió ante el mapa—. Y desde ellos, a Evangelium.
    
    Todos estuvieron de acuerdo y Matilda dio por concluida la reunión. Ushlas se encargó de ir echando a todos. El último en salir fue Hassard.
    
    —Sé que nunca has querido tener un oficial de inteligencia en el Tharsis…
    
    —Es para evitar tener que estrangular a alguno, cuando recibimos informes incorrectos, —interrumpió Matilda riendo.
    
    —Lo siento mi señora, pero trabajamos en condiciones muy precarias, y en ocasiones no podemos contrastar la información, —alegó Nicci.
    
    —Ahora es distinto, ahora hay mucho en juego, —dijo Hassard abrazándola—. Quiero que te quedes con la teniente Nicci como oficial de inteligencia, así tendrás una vía directa conmigo… o alguien a quien estrangular.
    
    —¡Eso me tienta! Déjame que lo piense. Mañana en la reunión de Estado Mayor te contestó.
    
    Hassard y Nicci se fueron y se quedaron solas. Las dos pasaron al dormitorio donde Ushlas ayudo a Matilda a quitarse el uniforme místico.
    
    —Mi amor ¿Por qué es tan laborioso de quitar, o poner este uniforme? Tantas piezas independientes, tantas correitas.
    
    —No sé, siempre ha sido así.
    
    —Podríais cambiar el diseño, no sé, como un mono de trabajo, —Ushlas intentaba distraer a Matilda y liberarla de la tensión de la ...
    ... reunión—. Te metes dentro, subes la cremallera y listo.
    
    —No seas payasa, —dijo Matilda riendo—. Mira, puedes hacer una cosa: cuando llegue la reverenda madre, se lo comentas.
    
    —¡Una leche! Sabes que no le caigo bien a esa bruja.
    
    —La verdad, nunca he entendido por qué. Con lo buena y simpática que es.
    
    —¡Pues yo que sé! Porque soy azul, o porque me como el chochito de su pupila: de su niña bonita.
    
    —Anda, anda, como eres.
    
    —Venga Mati, si todo el mundo sabe que eres su ojito derecho.
    
    —¡Joder!, pues en el monasterio me trataba como el ojo del culo.
    
    —Anda, anda. Si besa por donde pisas, —y cuando la tuvo nuevamente desnuda, añadió—. Bueno ¿por dónde íbamos?
    
    La besó y tirando de ella la llevó a la cama. La estuvo besando incansable mientras sus manos recorrían su cuerpo.
    
    —¿Por qué yo estoy desnuda y tu no, mi amor? —preguntó Matilda entre beso y beso.
    
    Ushlas se desnudó atropelladamente mientras seguía besuqueándola. Después sus manos se dedicaron a recorrer los perfilados músculos de Matilda.
    
    —¿Sabes? Me ha puesto muy cachonda verte en plan machota, con esos cabrones.
    
    —Ya lo estoy notando, —dijo mientras Ushlas se alojaba entre sus piernas, y su cola se movía en alto de un lado a otro.
    
    —Baja la cola que me desconcentro, —dijo sin poder aguantar la risa.
    
    —¿Qué te desconcentras con mi cola? Serás sinvergüenza.
    
    Dos días después, la reverenda superiora de Konark, y cuatro de sus sacerdotisas llegaron a Raissa. Se reunieron con Matilda, que la ...
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