1. Bea: El inicio


    Fecha: 30/12/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos

    ... Debes tener hambre y ganas de descansar". Dije tomando su maleta. Al hacer esto, sentí el contacto suave de sus manos y fue como si hubieran salido chispas de sus dedos. Ella dejó su maleta en mis manos y abrazó a Susana dándole un ligero beso en su mejilla, abrazó e hizo lo mismo con Sandra y finalmente me recompensó con un abrazo y un beso en mi mejilla que me provocaron escalofríos.
    
    Habían pasado ya tres días desde que Bea llegó a nuestras vidas. Tras el primer día dónde se dedicó a descansar para quitarse la resaca viajera, fue a la escuela para indagar los pormenores de los cursos. Como lo había anticipado Pablo, Bea no tuvo ninguna dificultad para utilizar los medios de transporte a su alcance. La verdad es que mi trabajo y el de Susana quedaban del lado opuesto de la universidad y hasta el trayecto de Sandra a la preparatoria quedaba en una dirección distinta a la de Bea e incluso a la nuestra.
    
    Para el segundo día, Bea nos aseguró que todo estaba bien y que ya que le hubieran dado sus horarios, no habría mayor problema para ella. Estaría llegando alrededor de las 6 de la tarde todos los días excepto el viernes en que saldría un poco más temprano.
    
    Ese tercer día amanecí con fiebre, dolor abdominal y unas ganas intensas de reforzar mi relación con el retrete. Definitivamente no pude ir a trabajar y me disculpé con el Director de la Facultad quien se encargó de conseguirme los remplazos para mis clases.
    
    Para medio día me aventuré a la cocina para buscar algo ...
    ... que pudiera comer sin espantar a la fiera que tenía dentro del estómago. Algunas galletas saladas, pan tostado o un jugo de manzana. Cuando hube comido lo suficiente, pasé por el cuarto de Sandra, que estaba compartiendo con Bea por el momento en lo que adecuábamos el cuarto de huéspedes. Rara vez entro en el cuarto desordenado de mi hija adolescente pero en esta ocasión me aventuré entre los rastros de prendas regadas para tratar de conocer un poco más de nuestra invitada. El colchón inflable que hacía las veces de cama se hallaba pulcramente tendido, su maleta recargada sobre la pared y su laptop abierta en la mesita de noche, con la pantalla oscura. Me acerqué y tecleé en el teclado más por inercia que por otra cosa y para mi sorpresa, apareció su escritorio sin que me pidiera una contraseña. Me quedé quieto como si Bea estuviera observando a mis espaldas mi invasión a su privacidad. Tras unos segundos eternos, recordé que estaba sólo y tendría la casa para mí por las próximas 5 horas.
    
    Un poco más relajado y con mi sentimiento de culpa perfectamente amarrado y amordazado, empecé a merodear por el portátil. Una típica pantalla de chica, con la foto de un cantante de moda español de fondo de pantalla, y algunas fotografías de Bea con sus amigas. Tenía una cuenta de Instagram y todas sus fotos pulcramente ordenadas por mes y año. Había algunas fotos sensacionales de ella en traje de baño, mostrando un coqueto tatuaje a la altura de su cadera cerca de su entrepierna pero ...
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