1. Un dia en la playa nudista


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Queridos lectores, soy el mismo del relato "dulce incesto con mi tía" y lamentablemente para mí, es lo que me hubiera gustado que pasara, pero no lo que pasó. Supongo que al no poner que es real, ya se sobreentiende. Para el que lo haya leído, fuimos varios años a ese balneario,pero nunca nos quedamos solos, y no pude decirle si se venía conmigo a la bañera. Nunca ha pasado nada entre nosotros. Actualmente ella está ya mayorcita, aunque se conserva muy muy bien, no sé, ciertamente aún la besaría. A lo mejor se me va la olla y el próximo día que venga a casa, si se queda un instante sola, vaya e intente besarla. ya os contaría. Pero bueno, mi intención es la de escribir otro relato, éste sí, 100% real. De hecho las playas nudistas no son un buen sitio para ligar, al menos en mi opinión, y hasta me atrevería a decir que es uno de los peores lugares. Incluso en España no creo, pero he visto que fuera de España hay alguna en donde no dejan entrar a los hombres a no ser que vayan con pareja. Me han pasado cosas como pedir a una chica si me puede poner crema en la espalda y negarse, o ponerme creo que a una distancia normal y prudencial de una chica, y aún así decirme ésta si me puedo apartar un poco. Lo que les contaré fue la única ocasión en la que tuve suerte. Un día cualquiera de junio de este año, en barcelona, salí del trabajo y como ya llevaba haciendo varios días, me dirigí a una de las playas nudistas de la ciudad. Había gente, pero tampoco estaba muy concurrida. Como era ...
    ... costumbre, lo primero, con la máxima discreción que podía, fue contemplar como estaba la cosa, y a quién me podía acercar para que me diera crema en la espalda. No buscaría a la más atractiva, nunca lo hice. Si tenía más de 30, mejor que si tenía 20, aunque nunca se sabe. y sí, creía que ya sabía quien me tendría que sufrir entre comillas. Una mujer sentada en la toalla, a la que le echaba unos 35, morena, melena lisa recogida, gafas de sol, grandes pechos, aunque no fue eso lo que me hizo decidirme por ella, sino un valioso tesoro que cada vez abunda menos: un espeso vello negro cubrieno su coño Planté mi toalla cerca de la suya, tal vez a unos 2 m,me unté todo de crema menos la espalda, me le acerqué y le dije: perdona, ¿te importaría ponerme crema en la espalda? Sí, me respondió convencida y sonriente. Muchas gracias. De nada. Empezó a untarme la espalda con habilidad. Gracias le volví a decir. Volví a mi toalla, , y no sin antes darle un buen repaso con la vista, me senté en , en la misma posición que ella, lo que dejaba ver mi pene totalmente flácido. Pasaron unos pocos minutos y ella me dijo: ¿me vigilas las cosas que me gustaría ir a darme un baño? Cómo no. Gracias. Se levantó, , lo que me permitió ver que sus pechos estaban caídos, poco me importó. Se dio media vuelta para dirigirse al agua, y pude verle el trasero, algo celulítico, pero para mí, sabrosísimo, y se dirigió al agua. Al rato volvió. Yo seguia en la misma posición, y ella se volvió a sentar. La repasé con ...
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