1. (2) Reflexiones sin bragas


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

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    Nada más despertarse, Alberto Castro la buscó pero el lado de la cama se encontraba vacío. Vaya, qué madrugadora. Eran las siete y media de la mañana y ya Virginia Sotomayor cocinaba el desayuno desnuda y con solo un delantal bordado.
    
    Alberto la abrazó por detrás mientras besaba sus hombros aterciopelados.
    
    -Buenos días, dormilón –le besó Virginia
    
    -No sé si desayunar tostadas con mermelada o coño peladito.
    
    -Tonto –rio ella.
    
    -¿De qué te ríes? Me duelen los cojones. Uno rápido en la mesa y desayunamos.
    
    -No puedo.
    
    -¿Cómo que no puedes?
    
    -Tengo la regla desde ayer y ya sabes que yo inundo todo de sangre.
    
    -¿Qué quieres decirme con eso?
    
    -Que tendrás que esperar a la semana que viene, pero tengo mano y boca. ¿Qué prefieres?
    
    -Joder… -salió Alberto de la cocina muy molesto.
    
    Virginia suspiró apenada.
    
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    Intentaba estudiar en su habitación, pero Alberto no podía. Era una mezcla de enfado y deseo sexual. Necesitaba sexo y no podía tenerlo, y esto lo cabreaba como un mono.
    
    En ese momento llamaron a la puerta con los nudillos.
    
    Era Virginia.
    
    -¿Se puede?
    
    -Prueba.
    
    -Hola –se asomó-. ¿Tienes un momento?
    
    -Sí, dime.
    
    -Vente al salón. Tengo algo preparado para ti.
    
    Sería la intriga o la sorpresa, que el enfado se le esfumó, y más al ver en el salón a una bella chica de 21 años ataviada con una gabardina.
    
    -¿Qué es esto? –Alberto no entendía.
    
    -Ella es Ana Etxeberría. Tu regalo.
    
    -¿Cómo que regalo?
    
    -Ana tiene la regla más ...
    ... tardía y se ha ofrecido nada más pedírselo yo. Ani, adelante.
    
    Ana se abrió la gabardina mostrando sus atributos sexuales al desnudo. Alberto babeó ante un físico carnoso y apetitoso.
    
    -¿Te gusta? Ana es fabulosa.
    
    -¿Si me gusta? Me encanta.
    
    -Es tuya una hora.
    
    -Oh, Virgi, muchas gracias –se lo agradeció Alberto con un beso-. Es perfecta.
    
    -Venga, campeón, a por ella.
    
    Ana se dejó caer la gabardina al suelo alfombrado y cogió de la mano a Alberto.
    
    -Vente conmigo, cariño.
    
    -Déjalo bien follado –chocó Virginia la mano con ella.
    
    -Eso seguro –llevó Ana al chico hasta su habitación. Aquí cerró la puerta y extendió su cuerpazo en la cama-. Vengo de ver cuatro videos pornos en mi móvil, así que estoy mojadita y muy receptiva. Solo queda que me monten bien.
    
    -Aquí tienes a tu vaquero –se la sacó lanceándose dura en el aire.
    
    -Pues ya sabes el sistema. Rajita y para adentro –rio Ana encantadora.
    
    Más que subirse en la cama, Alberto saltó como un león y a la primera de cambio la introdujo con maestría.
    
    -MMMMMMM… -sintió él un gustazo tremendo.
    
    -¡Coño! –dio Ana un repullo.
    
    Alberto remató con un segundo empujón y la encajó hasta la bandera.
    
    -¡Puta! –aguantó Ana el kilo y medio de carne.
    
    Ni siquiera quiso entretenerse en los preámbulos. Alberto arremetió con diez golpetazos y en el once eyaculó como un caballo pura sangre. Ana alcanzó un señor orgasmo y arañando el culo de Alberto con las uñas.
    
    Luego silencio y jadeos.
    
    -¿Cómo va? –se asomó ...
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