1. Fabiola


    Fecha: 22/11/2023, Categorías: Lesbianas Tus Relatos Autor: Hypersexual, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... mucha fruición. Parecíamos una mujer en espejo porque donde me tocaba, yo la tocaba, me besaba y la besaba, me chupaba y la chupaba.
    
    No me había fijado, Fabi tiene un cuerpo casi casi inmaculado, tan bajita como yo; su tes morena contrastaba con la mía tan pálida y el binomio resultaba muy erótico. Tener a todo lo largo de mi cuerpo esa piel que se sentía tan caliente me provocaba mucha más excitación y ninguna de las dos parecía pensar más allá de lo que en ese momento estábamos disfrutando... Me gustó, me gustó mucho esa entrega y entonces supe que no solo había un deseo lésbico en ella por mí, sentí ese amor que tanto me repetía y me hizo languidecer en ocasiones hasta dejar que sus manos, que sus brazos, y que sus dedos me exploraran por donde le placiera. Y después, su lengua.
    
    Bajó, bajó y bajó... Mis palpitaciones se escucharon conforme se iba acercando; bajó hasta mi sexo y su lengua hizo un trabajo en mi clítoris, que ya quisiera una mujer que un hombre le hiciera... No sé si Fabi ya habría tenido una experiencia así, pero sin duda que sabía cómo y dónde llegar para hacerme retorcer y desear que nunca parara. Jamás deseé un pene que me penetrara, solo quería que me besara y me lamiera como lo estaba haciendo, porque me estaba llevando a tener orgasmo tras orgasmo. Hubo un momento en que mi corazón se me quería salir por la excitación y ni yo misma sabía si podría soportarlo, así que la tomé con delicadeza y me bajé al nivel de su cara para besarla muy ...
    ... jugosamente... Tenía que recomponerme y para hacerlo, fui yo ahora quien bajó hasta su sexo y quise imitar lo que me estaba haciendo tan deliciosamente; creo que lo logré porque jadeaba, gemía y se movía sin control, gritaba y apretaba mi cabeza contra su sexo como queriéndome meter en su vagina. 
    
    Era temprano, mi hijo no regresaría de su campamento hasta el Domingo y no tenía temor de que descubriera a su madre en tan comprometedora escena... Así que continuamos sobándonos, besándonos, tallándonos, lamiéndonos y encimándonos frente a frente y hasta espalda con espalda, por no decir nalgas contra nalgas... Como nunca estaba yo disfrutando así de mi cuerpo ni de otro cuerpo. Los hombres deberían de conocernos más; la auto satisfacción los limita a considerarnos como receptáculos o como entes cuya obligación es hacerles sentir placer en sus miembros... 
    
    Quedé muy satisfecha con todo lo que hicimos... El tiempo entonces voló en cada embate y cuando sentimos que ya no podíamos, cuando el maratón se había recorrido, nos dimos un regaderazo tan exquisito como la incursión en la cama... El agua y el jabón al resbalar hacían lo suyo y el sentir del tacto incursionó por otros placeres.
    
    Pero me regresó la cordura, el agotamiento me hizo reaccionar y cuando despertamos de un leve sueño al que caímos, le dije que nos teníamos que ir, le dije que por ningún motivo era conveniente que lo que había pasado trascendiera... y le dije que no se iba a repetir, aunque por mis adentros me ...