1. Desafío de galaxias (capitulo 26)


    Fecha: 05/11/2018, Categorías: Sexo Oral Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    Aprovechando la tranquilidad, Marisol, a su regreso de la reunión en Edyrme, había obligado a Marión, a disfrutar de unos días de vacaciones. Como a pesar de sus protestas, la orden era tajante e inflexible, Hirell se la llevó a Ursalia para que conociera su mundo. A pesar de tener familia en el planeta, la llevó a una zona de costa donde alquiló una casita discreta a orilla de una playa solitaria.
    
    —¿Te has puesto la protección? —preguntó mientras la contemplaba desnuda sobre la arena—. No quiero que te achicharres y te pongas roja como una maradoniana.
    
    —En todas partes no, —contestó coquetona.
    
    —Voy a tener que inspeccionarte para ver donde te falta, —dijo sonriente, y acariciándola un pie preguntó—: ¿tal vez aquí?
    
    —No, no.
    
    —¿Y aquí? —volvió a preguntar subiendo la mano hasta la rodilla.
    
    —No, no, —respondió juguetona.
    
    —Pues… no sé si será aquí, —dijo metiendo la mano entre las piernas de Marión, y acariciando su vagina con la palma de la mano. Apretó los muslos para aprisionarle la mano mientras arqueaba la espalda.
    
    —¿Qué opinas mi amor? —preguntó Hirell cuando se tranquilizaron después de hacer el amor, mientras pasaba su mano por el cuerpo desnudo de Marión.
    
    —¿A que te refieres?
    
    —A que desde que descubriste que habían manipulado nuestros equipos de espionaje, la jefa está muy preocupada… y si ella se preocupa, ¡joder!, yo me cago.
    
    —¡No seas bobo! —exclamó Marión incorporándose y acariciándole la cara con ternura—. Es normal que este ...
    ... preocupada, todos lo estamos. Pero ella sabrá lo que hacer.
    
    —No, si de eso estoy seguro, pero de verdad que la admiro, yo no podría tomar las decisiones que ella toma.
    
    —Te entiendo, porque yo tampoco podría. De hecho, cuando ha ocurrido, no he podido.
    
    —Por cierto, he oído que al principio os llevabais mal las dos, —dijo Hirell—. ¿Es cierto?
    
    —Si, si, lo es.
    
    —No me lo puedo creer.
    
    —Tuvimos un fuerte encontronazo el día que nos conocimos, yo era una gilipollas, y… a lo mejor lo sigo siendo.
    
    —¡No digas gilipolleces!
    
    —¡No ves! Los gilipollas dicen gilipolleces.
    
    —No digas tonterías, anda. ¿Y que paso?
    
    —Al día siguiente, con la ayuda de la reverenda madre, fui a disculparme, ella también se disculpó, y desde entonces somos amigas.
    
    —¿Así de fácil?
    
    —Así de fácil: con Marisol las cosas son muy fáciles.
    
    Tres semanas después, en el cuartel general en Mandoria, los integrantes del Estado Mayor entraron en la sala de reuniones y se encontraron con Marisol y Bertil, que en un rincón, y sentados en dos sillas hablaban cara a cara en voz baja. A esta reunión asistía por primera vez su nueva asistente personal y amiga desde la infancia: Sarita.
    
    —Id tomando asiento, por favor, —dijo al verlos pasar, y bajando la voz le dijo a Bertil—. Medita sobre lo que te he dicho y dame una respuesta en está semana…, y esto es algo que queda entre nosotros, solo el presidente Fiakro está al corriente, nadie más.
    
    —Entendido mi señora.
    
    Los dos se levantaron y se ...
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