1. Mi prima Teresa


    Fecha: 22/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos

    ... madre me alcanzó el bloqueador solar, y me unté un poco en la cara y cuerpo, estiré el brazo para devolvérselo a mi madre y mi querida prima me interrumpió.
    
    —¿Tía me prestas un poco porfa? —le preguntó a mi madre, que sin dudar asintió y siguió charlando con mis tíos, entretenida. Luego Teresa se dirigió a mí:
    
    —Esclavo, ponme bloqueador —me dijo, mientras se sacaba su pequeño polo y short, exhibiendo su apetitoso cuerpo, apenas cubierto por un bikini turquesa de dos piezas, adornado con pequeñas flores de colores. Su tanga tenía un diseño con una pequeña faldita suelta por encima que le llegaba a la mitad de las nalgas, muy provocadora.
    
    —Si ama —le dije, fingiendo estar molesto, pero tragando saliva, acercándome a ella que permanecía de pie esperándome.
    
    Puse bloqueador en mis manos, y empecé por su cara, le puse un poco en la nariz y en las mejillas. Ella cerró los ojos y mi mente voló. Me imaginé que no era bloqueador, sino que era mi esperma lo que ponía en su cara. Se lo esparcí y froté con delicadeza, mis dedos apenas rozaban su tersa y delicada piel, era un toque exquisito. Ella sintió la caricia y se dejó hacer, entreabrió un poco la boca, por lo que le acerqué un dedo a los labios.
    
    —¡No tonto! ¡el bloqueador sabe horrible! —me dijo, limpiándose la boca y haciéndome salir de mi ensoñación.
    
    —Lo siento… —le dije corrigiendo mi trayecto.
    
    —Ponme en los hombros y espalda, ya quiero entrar al mar.
    
    Dicho se volteó, dándome la espalda para facilitar ...
    ... mi tarea. Igualmente procuré no apurarme, había sentido que le gustó el masaje anterior, salvo por lo de la boca, así que hice lo propio en los hombros, muy ligero primero, y con cierta presión después. Mis anteriores enamoradas me habían enseñado como masajear su cuerpo, por lo que me podía considerar un conocedor. Yo no me negaba pues hacerlo me gustaba y excitaba.
    
    Aunque me demoré un poco ella no protestó. Cuando bajé a la espalda se agarró el brasier y me dijo que le desaté las tiras de la espalda, yo lo hice y le puse el bloqueador, se lo esparcí y froté del centro hacia afuera, bajando poco a poco, entre más bajaba más lento hacía los movimientos. No podía verle la cara, pero apostaba a que lo estaba disfrutando, cuando llegué a la cintura vi como le traicionó un reflejo y echó las nalgas hacia atrás, como esperando ir más allá. No sabía si seguir bajando, me pregunté si sería muy atrevido que le ponga la crema en los glúteos y las piernas enfrente a mis familiares.
    
    —Ya es suficiente esclavo, vamos, acompáñame al mar —me dijo, terminando con lo que hacía.
    
    Salimos corriendo hacia la zona húmeda de la playa, pues la arena caliente era intolerable. Nos habían dicho que tengamos cuidado, pues el oleaje estaba bastante fuerte. En la orilla ella se detuvo y miró a ambos lados, decidiéndose a caminar un poco hacia la derecha, yo la seguí.
    
    Recordé que ella le tenía cierto miedo al mar, y yo solía desquitarme todo cuanto me había hecho cuando entrábamos. La mojaba, ...
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