1. Mi primo, el doctor


    Fecha: 14/04/2024, Categorías: Gays Autor: intps24, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Dan. Tengo 24 años. Soy un joven delgado, de 63 kg, un poco marcado por algo de ejercicio que practico muy de vez en cuando. Soy bajito, mido 1.64, de piel blanca y cabello oscuro. Tengo unos ojos que derriten a cualquiera y un culo que saca miradas hasta de los más hetero. Y pues esta historia sucedió cuando tenía 21.
    
    Esto pasó en una ocasión que todos en casa se fueron a trabajar muy temprano, como de costumbre. Yo iba a la universidad, pero desperté un poco enfermo y mis papás accedieron a que me quedara en casa a descansar.
    
    A media mañana, mis papás me llamaron por teléfono para saber cómo seguía, pero yo estaba dormido y no escuché la llamada. Por lo que le pidieron a mi primo Alfredo si podía ir a la casa para revisar si estaba bien.
    
    Alfredo acaba de graduarse como médico y trabaja en una clínica muy cerca de mi casa, caminando son como cinco minutos. Es un chico súper apuesto, varonil, alto, bastante musculoso ya que tiene tiempo acudiendo casi diario al gym, toda la vida ha traído miles de chicas a sus pies, y como siempre nos la hemos llevado muy bien por la fuerte convivencia familiar, él siempre me platica de sus conquistas. Aunque es seis años más grande que yo, somos muy cercanos y hay mucha confianza. Desde que entró a trabajar a la clínica, mis papás le dieron llaves de nuestra casa para que pueda llegar cuando se le ofrezca, y así lo hace de vez en cuando.
    
    Al recibir la llamada de mis papás, Alfredo accedió casi de inmediato, pues en ese ...
    ... momento estaba desocupado. Así que llegó muy rápido a la casa. Entró y me habló con voz fuerte pero yo seguía profundamente dormido y no escuché nada. Así que se dirigió a mi habitación y al entrar pudo verme dormido en la cama, se acercó para tratar de despertarme, y con una de sus manos tocó mi frente para saber si tenía fiebre o algo, y con la otra me movió un poco mientras me dijo muy suave: “primito, estás bien?”. La sensación de sus manos hizo que despertara y me sorprendiera de verlo.
    
    La verdad me impresionó verlo, y a la vez me excitó un poco que estuviera en mi recámara vestido como médico, se veía muy sexy y quise fantasear un poco para ver hasta dónde podía llegar. En realidad yo ya me sentía bien, pero fingí un dolor de espalda que me estaba atormentando y le expliqué a Alfredo que eso era lo que me pasaba.
    
    Mi primo tomó en serio su papel de médico, y dijo que me iba revisar. Por la confianza que nos tenemos, quitó la sábana que estaba sobre mí y pude notar como sus ojos se sobresaltaron viendo que estaba solo con un bóxer pequeñito color morado que resaltaba en mi piel blanca y en mis nalgas redonditas y paradas. Pasó un poco de saliva en su boca, y procedió a revisarme. Ese gesto hizo que yo me diera cuenta que podría conseguir algo más. Siempre le había tenido ganas, él sabía que yo era gay, pero nunca pensé que pudiera darse algo.
    
    Comenzó a tocar un poco mi espalda preguntándome por el dolor. Sus manos tocándome hicieron que mi cuerpo sintiera como ...
«12»