1. Miguelito, lo que te pudiste comer por siempre y la cagaste


    Fecha: 03/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Alexa, Fuente: CuentoRelatos

    ... llevarlo con un bikini debajo. Medio transparente, tenía un escote no muy atrevido pero sí con mucha holgura, con lo que era muy fácil verme las tetas. Unos botones hasta la cintura lo hacen más sensual todavía. Además era muy cortito.
    
    Nos sentamos, ordenamos algo y claro veía como sus ojos se perdían en mi escote. Estaba apoyada en la mesa, con los brazos separados, permitiendo que mi vestido se separara lo suficiente de mi cuerpo para que tuviera una visión de mis tetas. Nos llevaron las chelas y Miguel se dio cuenta de lo que yo hacía, no perdió tiempo en comentar la jugada. Me hice un poco la despistada hasta que me confesó su afición a esos jueguecitos. Me contó que, cuando vivía en Guadalajara, los practicaba mucho con una chica con la que salió varios meses. Mis ojos y mi expresión debieron expresar a la perfección que me encantaban también esos jueguitos excitantes porque me lo preguntó abiertamente. Mi excitación y calentura regresaron en un minuto, regreso de golpe justo cuando el mesero volvía con nuestras chelas. Después de dejar ver al mesero de nuevo parte de mis tetas, vi una sonrisa en su cara y cierta excitación en sus ojos. No estaba todo perdido todavía y creo podría convencerlo de que me cogiera esa noche.
    
    -¿Jugamos? -le pregunté con picardía
    
    -Puede ser divertido y excitante -me contestó guiñándome un ojo
    
    -Pues dime cómo quieres que juguemos
    
    Se quedó pensativo mientras sus ojos recorrían mi vestido analizando las posibilidades que ...
    ... ofrecía. Su mirada hizo que sintiera un cosquilleo en el estómago.
    
    -¿Por qué no desabrochas un par de botones y vas a pedirle botana? él está más alto que tu
    
    Quería jugar, claro estaba más que excitada!!! Me desabroché los dos botones que me dijo. Ahora mis pechos quedaban casi a la vista sin necesidad de nada más. Reflexioné en ese momento sobre lo raros que son los hombres a veces e idiotas también. Seguro que ese mesero estaba cansado de ver chicas desnudas trabajando en un barcito en Playa del Carmen. Sin embargo parecía que ver algo que se quiere que no se vea al ponerse un vestido le da más valor.
    
    Fui hacia la barra. Ahí estaba el afortunado de pie, mirándome con la discreción mínima para no ser muy descarado pero notaba sus ojos en mis tetas que se movían sin control. Le pedí algo de botana y tardé mucho en encontrar en mi monedero el billete para pagar. Al levantar de nuevo la vista, lo agarre con los ojos bien metidos en mis tetas ya sin descaro ni nada:
    
    -No te detengas, puedes mirar que no me importa siempre que te guste lo que ves
    
    El no dijo nada, solo me lanzó una sonrisa. Yo regresé con mi Miguel y le conté. Su pito estaba durísimo no lo podía contener porque tuvo que acomodarse la bermuda. Seguimos hablando y contándonos cosas de ese estilo que habíamos hecho y me di cuenta que los dos nos estábamos poniendo muy cachondos por fin ahora si lo estaba calentando. Le pregunté si nos íbamos y empezamos a caminar hacia el coche. Yo no me había abrochado el ...
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