1. Miguelito, lo que te pudiste comer por siempre y la cagaste


    Fecha: 03/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Alexa, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestras locuras y nos metimos al mar. Al ponernos de pie pude apreciar por primera vez bien su cuerpo. Se le notaba el ejercicio y no sé si la dieta pero aproveché ese momento para preguntarle. Me contó que solo hacía ejercicio. Le felicité porque le estaba quedando un cuerpo muy marcado muy sexy.
    
    Después de salirnos del mar nos recostamos en las toallas y nos quedamos medio adormecidos. Lo miraba de reojo, sobre todo cuando se ponía boca arriba. Me estaba gustando su cuerpecito cada vez más. Aun brillaba en su cuerpecito moreno por el agua.
    
    Mis tetas se empezaban a poner rojas. Era momento de ponerme más bronceador pero la flojera me invadía. Miré a Miguelito que estaba en ese momento sentado fumando. Con voz sexy y adormilada le pregunté si me podía poner bronceador, que estaba muy a gusto y no me quería mover. Miguel sin dudarlo agarro el bronceador y me la aplicó por toda la espalda. Me gustaban sus manos y más me gustaban cuando rozaban mis tetas al aplicarme crema en los costados. Vi que algo se ponía medio duro debajo de su bermuda y jejeje eso me empezó a llamar la atención. Pasó a las piernas sin detenerse en el culo. Qué caballeroso jajaja! Como pudo ignorar mi culito con la tanguita que traía, al ponerme entre mis piernas, me rozaba ligeramente mi panocha algo que me prendió inmediatamente. Mi reacción incontrolada fue separar un poco más las piernas algo de lo que pareció no darse cuenta hasta que sus manos empezaban a subir por el inicio de mis nalgas y ...
    ... ahí obtuvo toda mi atención:
    
    -¿El culo también? -me preguntó
    
    -No es muy correcto pero se siente tan bien -le respondí
    
    -A mí no me importa caray no es la primera vez -me dijo
    
    -Pues dale con gusto entonces -le contesté
    
    Sus manos llenas de crema se posaron en cada nalga y empezaron a masajearlas más que otra cosa. Las separaba y pasaba un dedo por toda la raja justo hasta donde empezaba mi panocha que se iba humedeciendo de forma muy acalorada. Solo duró un momento pero fue maravilloso. Le di las gracias y él se recostó boca abajo en su toalla. Pude ver por un segundo el bulto dentro de su bermuda y me encantó. Le dije que en un momento más yo le devolvería el favor. Me dijo que tenía una piel muy suave. Aquello parecía que iba por un camino insospechado pero me gustaba la dirección que tomaba que no desconocíamos. Tenía ganas de disfrutar usar es cuerpecito marcado moreno sudado y al lado de mi sin que nadie nos viera.
    
    Me puse de rodillas en su toalla, tocando su cuerpo con ellas, y le eché bronceador en toda la espalda. Se lo extendí despacio pasando por toda su espalda, algunas veces dejaba rozar su espalda con mis tetas, seguí por nuca, brazos y acariciando la parte baja de su espalda su traserito. Miré si alguien se estaba fijando en nosotros pero solo había un chico solitario que parecía dormido. Hacia el otro lado de la playa no había nadie. Hice 4 o 5 pasadas en su pito que ya salía de su bermuda. Que ganas me estaban entrando de agarrarla con la mano y ...
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