1. De la cabaña (parte 2)


    Fecha: 16/03/2024, Categorías: Gays Autor: FacundoMoravan, Fuente: CuentoRelatos

    Desperté con una cruda monumental, recordando con claridad la felación que le hice a Erik, con excitación y vergüenza. Él estaba junto a mí, y cuando me sintió despertar se pegó a mis nalgas otra vez. Pensé en rechazarlo porque había más gente en la cabaña y ya se oían voces, bromas, pero volví a excitarme y moví mis nalgas hacia él, hasta que de nuevo su verga estaba dura.
    
    Extendí mi mano hacia atrás, toqué su pene por encima del pantalón y él comenzó a hacer lo mismo con mi culo. Me apretaba las nalgas y me las separaba para que su pene se pegara a mi culo. Estábamos en una cama grande, en la planta alta de la cabaña, pero no era una recámara cerrada, por lo que podíamos ver y oír a quienes estaban abajo, y ellos podían oírnos, pero no vernos. Empezamos a bromear, los de arriba y los de abajo, sobre la borrachera y la cruda, pero yo estaba que reventaba de calentura con las manos de Erik bajando mi pantalón y mi boxer para tocarme el culo desnudo.
    
    Le bajé el pantalón, le saqué el pito, me aseguré de que nadie nos veía y me metí bajo las cobijas. Lo tomé otra vez con mi lengua, le di besitos en la base, en los lados, en el glande y me volví a meter en la boca. Su verga me tenía fascinado: me la quería comer, la quería besar, la quería adentro de mí. Salí de la cobija y Erik volvió a pegarse, pero ahora ya con mis nalgas desnudas y con su pito libre de la ropa. Buscaba mi ano, ¡quería cogerme mientras todos bromeábamos y hablábamos! Yo me derretía de calentura, lo ...
    ... dejé hurgar con sus dedos, separar mis nalgas y colocar su glande mojado por precum y saliva en mi ano, pero un mínimo de cordura persistía en mí y le dije, lo más bajito que pude: "No me la metas".
    
    Se quedó quieto, con su pito apoyado directamente en mi ano, pero sin presionar. Volví a meterme bajo la cobija, llené mi mano de saliva, comencé a masturbarlo y me incliné para lamerle sus suaves y tibios huevos. Abrí mi boca y otra vez me lo metí a la boca, y él comenzó a apretarme los pezones, a retorcerlos... Me puse otra vez de ladito para que me manoseara las nalgas y me pusiera el pito, separé ligeramente mis piernas y acomodé su pene, bien mojado de mi saliva, entre mis muslos. Él entendió y comenzó a cogerme por los muslos: sentir cómo se deslizaba me tenía casi a reventar de calentura.
    
    Se me antojaba voltearme, montarme en su pito, y también quería ponerme en cuatro y que me enculara hasta el fondo, pero por ahora me encantaba que se metiera entre mis muslos y que de cuando en cuando me rozara el ano... La gente comenzó a levantarse, eso me puso muy nervioso, así que me lo metí otra vez a la boca, todo, hasta el fondo, le di un besito en el glande y me subí la ropa.
    
    El resto del día anduve como zombie, pensando en el pito de Erik, en mi culo deseoso de sentirlo otra vez. Tenía cruda física, tenía algo de cruda moral, pero todo el día traje la verga parada. No me atrevía a ver a los ojos a Erik, por la vergüenza, pero las ganas seguían estando presentes. Terminó la ...
«12»