1. La diosa de mis sueños


    Fecha: 12/03/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Patricia377, Fuente: CuentoRelatos

    Lo que les voy a contar ocurrió de una forma insólita y al mismo tiempo fue una cosa de aquellas que nos pasan una vez en la vida.
    
    Todo empezó al final de una tarde de verano, cuando me sentía melancólico, triste por estar solo... Caminaba por la orilla del mar, sintiendo cómo mis pies descalzos eran bañados por la espuma de las olas que venían hacia mí como queriendo consolarme.
    
    La playa estaba casi desierta, era una de esas extensiones de arena que se extienden por varios kilómetros. Estaba pensando en la vida, que había sido mi madrastra. En ese momento nunca podría haber adivinado lo que me iba a pasar. Pensé en cuánto anhelaba a una compañera, una amiga, una cómplice, una amante o lo que fuera, todo al mismo tiempo. Con quien pudiera compartir todo el cariño y la ternura del mundo. Hasta entonces solo había tenido unas pseudo amigas a las que solo les interesaba lo que les podía aportar materialmente y no lo que les podía dar de mí. Fue entonces cuando mi mirada se encontró con una figura a la distancia que se acercaba en dirección opuesta.
    
    Continué con mis pensamientos, pero esa silueta se hacía cada vez más clara y deslumbrante haciéndome perder el foco de mis pensamientos. Empecé a notar que se trataba de una figura femenina. Vestía una túnica blanca, ancha que le llegaba casi hasta los pies, en sus manos sostenía unas sandalias, la forma de su cuerpo se podía ver a contraluz y su larga cabellera fluía dulce y lentamente al soplo de una ligera brisa cálida. ...
    ... ¡Qué divina imagen, como una musa saliendo de mis sueños!
    
    ¡Una mujer!
    
    Mientras se acercaba, pude ver que aún era joven, entre 25 y 35 años, piel blanca que contrastaba con su largo cabello negro lacio. Grandes ojos negros que sobresalían desde la distancia... ¡hermosos, como un sueño! Fue entonces cuando noté que ella también me estaba mirando. No sabía si apartar la mirada, pero me sentí como hipnotizado y seguí mirándola… Porque no soy persona de meterse con una mujer, nunca me gustaron esas cosas. Siempre he sido un poco tímido en el primer contacto con alguien y no me identifico con ese tipo de hombre que lanza piropos y comentarios inapropiados de manera maleducada.
    
    Empecé a ver los rasgos de su cara, sonrosada por el sol, una hermosa boca bien formada con labios carnosos pero no demasiado, sensuales, una nariz pequeña, un poco respingona. Estaba sonriente, con una hermosa y misteriosa sonrisa. Yo también sonreí, ante esa visión pensé, por un momento, que era fruto de mi imaginación y que tal vez estaba empezando a perder la razón por tanto querer tener a alguien. Pero no... fue allí que, estando a unos dos metros de distancia, dijo:
    
    “¿Entonces? ¿También estás caminando para ahogar las penas?”
    
    Abrí la boca y no salió nada, ¿era realmente cierto? ¿Estaba realmente hablando conmigo?
    
    “¿Quién yo?” Le pregunté.
    
    “¡Sí!” Dijo. “¡No veo a nadie más por aquí!”
    
    Y soltó una sonrisa entrecortada, estridente y delicada, una rara y hermosa risa.
    
    “Lo siento, ...
«1234...»