1. Paqui, mi vecina secreta


    Fecha: 11/03/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: pedritobcn, Fuente: RelatosEróticos

    Soy Pedro, vivo cerca de Barcelona y espero que disfruteis de mi primer relato.
    
    La història paso cuando yo tenía 20 años (ahora casi 40) y aún vivía con mis padres. La Paqui era una señora de unos cincuenta y pico, vecina puerta con puerta. Era una currante (turnos limpiando oficinas y escaleras de mil horas), pero un desastre a nivel personal: madre cuando casi era adolescente, un imán para tios conflictivos que o bien la maltrataban o bien se quedaban con su dinero… en fin.
    
    Mi madre la escuchaba mucho y ella nos tenía mucha confianza. Su hija era una nini que iba de novio en novio y la verdad no sabiamos ni donde vivia. Asi que Paqui estaba sóla.
    
    Físicamente no era espectacular: ojos achinados, pomulos bonitos, poco pecho. Pero las caderas y el culo… ufff eran brutales. Siempre vestía de leggins o chandal, pero se le marcaba bien el culazo y el encaje de las bragas o tangas. Aunque cuando lucía mejor era cuando se iba de fiesta, cosa frecuente pues le encantaba bailar y ligotear en esas salas de baile de puretas. Los domingos antes de irse siempre picaba a la puerta para hablar con mi madre. Yo estaba siempre atento para abrir la puerta y verla en esos vestidos extremos de lentejuelas, minifaldas y tangas marcandose en ese culo enorme. Siempre hacia algun gesto que luego alimentaba bien mis pajas.
    
    En aquella época los vecinos nos conociamos y no era raro tener las llaves por si hacía falta hacer algun favor. Durante el tiempo de esta historia, Paqui tenía un ...
    ... gato. Con sus horarios y su caos, muchas veces nos pedía dejarle comida en el lavadero. Esa faena, evidentemente caía en mí, el último mono.
    
    Las primeras veces lo hice rápido, pero un día me entretuve algo más. De la lavadora, al lado del bol del gato, salía ropa de la colada, pendiente de lavarse. No pude evitar abrir la puertecita ya medio entreabierta. Ahi estaban, enredadas, unas bragas rosas, medio de encaje. Eran tipo tanga. No pude evitar por morbo, cogerlas, acercarlas a mi cara y olerlas. Tenían una buena mancha de flujo ya seco, y olían a sexo de mujer, a sudor y a orin. La mezcla me encantó. A partir de ese dia fui ganando confianza, y al entrar no podia evitar revisar donde habia dejado sus bragas del dia anterior. La mayoria de veces en la lavadora, otras en el cubo de ropa sucia del lavabo. Si no encontraba, cogia unas limpias y las chupaba. Fantaseaba con correrme un dia en ellas, pero jamas me atreví por miedo a que me pillara.
    
    Un dia, sin embargo, paso algo brutal. Oí el portazo habitual de Paqui desde el comedor de mi casa. En dos minutos ya estaba con la llave en su puerta. Últimamente ya ni picaba al timbre, pues sabia de sobras que no habia nadie, excepto el gato. Al entrar ya me seguía pues sabía que lo primero que hacía era dejarle la comida. Lo estaba cebando pobre. Ya en el lavadero me dirijí a la lavadora y al agacharme oí un ruído que venía del pasillo. Me quedé helado. Esconderse sería peor así que opté por decir:
    
    -hola?
    
    -quien eres? - ...
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