1. Elisa fue la culpable (II)


    Fecha: 07/03/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: txuso, Fuente: CuentoRelatos

    Elisa se giró bajo el dintel, sonriente, y sin decir nada volvió a entrar en el baño. Leo y yo nos miramos y, seguidamente, me levanté y caminé hacia el baño.
    
    ¿Pero yo puedo ir? - Preguntó Leo.
    
    Volví a la cama y me senté junto a Leo.
    
    Ya sabes como es, lo mejor será que aparezcas en unos minutos, pocos. Ella se deja hacer, ya lo sabes, pero no te hará nada, eso debes respetarlo o se acabará la fiesta.
    
    Lo entiendo.
    
    Me pasó la mano por la polla.
    
    ¿Quieres que te la ponga a tono para entrar?
    
    Me coloqué en buena posición y se la metió en la boca. Mi mente ya estaba excitada, así que no tardó mucho en reflejarlo en forma de erección. Leo se la sacó de la boca y la acarició con la mano, mirándome.
    
    A punto, ve – me dijo.
    
    Entré en el baño y Elisa estaba en el jacuzzi, hundida hasta el cuello con los ojos cerrados. Me senté frente a ella, en el borde, antes de meterme en el agua. Abrió los ojos y me miró, sonriéndome. Después bajó la mirada y vio mi erección.
    
    Qué lindo – exclamó -. Entra, el agua está deliciosa.
    
    Obedecí y me deslicé dentro, quedando frente a ella, con los brazos abiertos apoyados a lo largo del borde. Sentí sus pies buscando mi entrepierna, subiendo por mis muslos hasta encontrar lo que andaban buscando y comenzar a frotar.
    
    Es agradable estar aquí, ¿verdad?
    
    Lo es – asentí.
    
    Acércate.
    
    Me desplacé hasta ponerme a su lado y nos besamos suavemente en un beso entregado y largo. Tan así fue que cuando abrimos los ojos vimos a Leo ...
    ... mirándonos, sentada en el borde.
    
    ¿Interrumpo algo? - Preguntó irónica.
    
    No – respondió Elisa -, me gusta que seas testigo ocular.
    
    Leo entró al jacuzzi y Elisa y yo continuamos con el beso. Sentía su mano en mi polla, masajeándola despacio, mientras yo le rodeaba el cuello con mi brazo friccionándola contra mí. Vi a Leo meter las manos bajo el agua y supe que iba subiendo por los muslos de Elisa. Pronto la oí gemir, adivinando lo que las manos de Leo estaban haciendo. La boca de Elisa se abrió más, perdiendo un poco el hilo del beso, así que bajé a su cuello deslizando mi boca por su mejilla. Sus manos habían intensificado el ritmo de la paja como respuesta al placer que estaba recibiendo.
    
    Métemela – me susurró al oído.
    
    Me puse frente a ella y la penetré, bombeándola con rítmicas embestidas. ¡Qué dulce era su coño! Seguí besándola cuando las manos de Leo bajaron por mi espalda hasta mis nalgas y las apretó con fuerza. Pasó una mano entre ellas bajando hasta agarrar mis testículos, masajeando mi perineo. Me gustaba esa sensación, y ella sabía hacerlo. Después pasó sus tetas por mi espalda hacia arriba, para colocar sus manos sobre mi pecho y pellizcarme los pezones. Sus caricias me estaban encantando y Elisa lo notó.
    
    Es buena, ¿verdad, amor? - me preguntó entre gemidos y una sonrisa pícara, mirándome como solo ella sabía hacerlo, con esa profundidad propia de quien se sabe cómplice de verdad.
    
    Me encanta – le dije para volver a besarla son absoluta entrega, ...
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