1. LA SEÑORA ISABEL


    Fecha: 01/03/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: alirongo, Fuente: RelatosEróticos

    Hola soy Gabriel tengo 55 años, divorciado os voy a relatar cómo ha cambiado mi vida de una forma inesperada sin proponérmelo, con Isabel.
    
    La señora Isabel es una vecina viuda de 65 años, por su forma de ser y vestir nada que me atrajera mi atención, callada con pocas relaciones con los vecinos, no tenía más relación que el saludo protocolario si nos encontrabamos
    
    por las escaleras, vivía con un hijo soltero tan parado o más que su madre, nada hacía presagiar lo que más adelante ocurriría.
    
    Todo comenzó de una forma casual, ella tenía la costumbre de salir a pasear todos los días a primera hora de la mañana, igual que yo, casi nunca coincidimos, hasta que cambie de ruta y empezamos a encontrarnos muy a menudo, los primeros días tan solo eran saludos sin más y cada uno a su marcha, poco a poco ya empezamos con pequeñas conversaciones y la empecé a verla más abierta, como vivimos en la misma casa, le propuse quedar a una hora para ir a caminar juntos, me dijo que se lo pensaría y ahí se quedó la cosa. Esa misma noche llamo al telefonillo para decirme a la hora que saldría a pasear.
    
    A la mañana siguiente, la esperé en la puerta de la casa, cuál fue mi sorpresa que al salir me dio dos besos en la mejilla, me sorprendió tanto que no supe reaccionar, durante el paseo no paró de hablar, de su vida de sus hijos y de lo sola que estaba y que se sentía, ahí comenzó a pasarme por la cabeza la idea de ayudarla a salir de esa situación, empecé a fijarme más en su cuerpo en sus ...
    ... enormes tetas y su hermoso culo que tenía, que ella disimulaba con amplios vestidos. Los días iban transcurriendo y cada íbamos teniendo más confianza el uno con el otro, le comenté lo de su forma de
    
    vestir, la sorpresa vino unos días después cuando apareció con un chándal ajustado, ese día los besos en las mejillas
    
    se los di yo lleno de deseo, nuestras conversaciones se hicieron
    
    cada vez más íntimas, me confesó que se matrimonio fue un desastre , su marido se limitaba a penetrarla,
    
    ella abría las piernas y cuando él terminaba rápidamente se daba la vuelta y a dormir, rutina que se repetía muy de vez en cuando,
    
    no sabía lo que era una caricia y mucho menos lo que era un orgasmo, nunca le habido sido infiel y que no había tenido ninguna relación más.
    
    Le tomé las manos y le di un beso en los labios, ella me apretó las manos y se puso a llorar, me confesó que era la primera vez que sentía algo especial y que no sabía nada del sexo, además que su hijo vivía con ella y casi nunca salía de casa. Los siguientes paseos ya fueron diferentes, poco a poco cuando estábamos alejados de la casa nos cogíamos de las manos, las miradas eran distintas, comenzamos con alguno que otro beso cada vez con más deseo, le enseñé a usar la lengua y cada vez eran más profundos, acariciaba sus tetas y su culo por encima de la ropa y me confesó que llegaba a casa mojada.
    
    Los dos teníamos unas ganas locas de follar pero quería que fuera en su casa, que se sentiría mas cómoda, así que ...
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