1. Regalo sorpresa


    Fecha: 15/02/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Diegogozon, Fuente: CuentoRelatos

    ... adivinaba. Se acercaron a mí y comenzaron a acariciarme. Mientras una se arrodilló y me acarició suavemente las piernas, la otra acarició mi cuello y mi pecho, y me besó. Mi verga, entonces adquirió mayor dureza. Sentía la sangre agolparse en ella. Así estuvieron largos minutos sin tocar mi verga. Solo sentía sus manos en mi cuello, mi pecho, mi vientre, mis piernas, y sus bocas alternar en besos húmedos y profundos sobre mi boca. Las dos hermosuras me acercaban sus tetas para que las besara, las chupara y las lamiera. En un momento me sentí sofocado bajo cuatro tetas hermosas que descansaban en mi cara y que se chocaban entre sí. Después hicieron que me extendiese tanto como pudiese y entonces sentí una mano rozar con mucha suavidad y lentitud mis huevas y mi verga. También en ella sus manos alternaban sin prisa. De pronto una mano me agarraba con firmeza y me pajeaba lentamente dos o tres veces, y luego era otra mano. La tortura se prolongó por el tiempo suficiente para que mi erección no decayera pero también para que sintiera una cierta desesperación. Fue cuando sentí un par de labios recorrer el tronco de mi verga y enseguida la humedad de una lengua extenderse desde la base hasta la gruesa y henchida cabeza. Al cabo de un rato entraron en acción los otros labios y la otra lengua. Los sentía en las huevas, en el tronco, en la cabeza. Pero siempre de forma muy suave, muy lenta y sin continuidad. Mi verga estaba en su máxima dureza. Fue cuando sentí que una boca muy ...
    ... húmeda y caliente tragaba mi verga hasta el fondo. Alcancé a mirar y no vi mi verga sino el rostro de Adriana con sus labios pegados a mi vientre. Me dio dos o tres mamadas así, lentas y profundas, y le cedió mi verga a su amiga, a mi amante. Ana María nunca me había hecho un garganta profunda pero, decidida a nos hacer menos que Adriana, metió mi verga en su boca y lentamente fue bajando y estirando sus labios hasta conseguirlo. Se sostuvo allí un momento y luego me dio unas cuantas mamadas iguales. Después siguieron alternado esta clase de mamadas. Tres o cuatro una, tres o cuatro la otra. Se escuchaban los suaves gemidos de ellas, una por el placer de tragarse mi verga y de la otra por el placer de ver a su amiga lograrlo. Y los gemidos míos, guturales. Creo que fue entonces cuando comencé a decirles que me la mamaban muy rico, que siguieran así. Les preguntaba si les gustaba tragarse mi verga de esa manera. La que la tenía adentro respondía con un gemido y la otra decía que sí, que era muy rico. También me preguntaban si me gustaba cómo me la mamaban, a lo que yo respondía agitado que sí, que nada me gustaba más. A medida que el juego se prolongaba, y como si lo hubieran planificado de antemano, las mamadas iban aumentando en cantidad (5 o 6 cada una, 8 o 9 cada una) como en ritmo. Mientras todo esto sucedía, alguna de sus manos jugaba con mi perineo y buscaba un poco más allá. Mi respiración estaba muy agitada. Sentía latigazos de sangre en mi verga. Mis huevas se apretaban. ...