1. Masajista a domicilio. Fetiche médico, masaje y sexo


    Fecha: 28/01/2024, Categorías: Fetichismo Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    El teléfono móvil vibró encima de la mesa acompañado con los acordes de la quinta sinfonía de Beethoven. Javier estaba sentado frente al ordenador, con los calzoncillos bajados, masturbándose mientras veía un video porno.
    
    - Una llamada, veamos. - dijo en voz alta mientras se secaba con un trozo de papel higiénico el líquido trasparente que impregnaba los dedos de su mano derecha.
    
    -¿Diga?
    
    -Hola. ¿Hablo con Javier García, el masajista? -respondió una voz femenina.
    
    -Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarte?
    
    -Mire, trabajo como directora de una oficina bancaria y he tenido una semana ajetreada. Me vendría bien un masaje.
    
    -Vale, pasado mañana tengo libre a partir de las cuatro. ¿Dónde trabaja?
    
    -Bueno yo, preferiría después del trabajo... sobre las siete y pico, una amiga, esto, he visto que tiene el masaje especial y yo...
    
    -Entiendo. Puedo ir a tu casa si prefieres.
    
    -Vale, vivo con una chica... mi, mi compañera.
    
    -No hay problema. Dame tus datos.
    
    *************
    
    Sara colgó el teléfono y suspiró. La idea del masaje le había parecido genial al principio, pero ahora tenía dudas.
    
    -¿Vas a ducharte? -dijo Amelia, su compañera de piso, desde la otra habitación.
    
    -Sí, ahora voy. -respondió la aludida quitándose la falda y sacando ropa interior limpia de un cajón.
    
    Antes de salir al pasillo se miró en el espejo que ocupaba la puerta del armario y sonrió con cara de cansancio. Le dolía la espalda y el culo, fruto de las horas que pasaba sentada, había ...
    ... perdido algo de firmeza. Mañana trataría de escaparse antes y hacer un poco de ejercicio. Sí, definitivamente el masaje le vendría bien.
    
    ***************
    
    Sara caminaba con paso rápido. El día en la oficina había sido especialmente estresante y faltaba menos de media hora para la cita. Por si esto fuese poco, su compañera de piso se había puesto mala, fiebre, tos. Amelia no toleraba las pastillas, le producían gases y dolor de tripa. El médico le había mandado supositorios y una inyección y Sara se había ofrecido para adquirir los medicamentos en una farmacia que, más o menos, le pillaba de paso.
    
    -¡Ya estoy en casa! -dijo mientras tomaba aire diez minutos después.
    
    -Gracias. -respondió con voz ronca y débil Amelia.
    
    -Faltan 10 minutos, voy a ducharme y luego hablamos. -concluyó Sara.
    
    A las siete y media, puntual, la directora abrió la puerta dejando pasar a Javier.
    
    -Buenas tardes. ¿Sara?
    
    -Sí, soy yo. Encantada. Pase por favor.
    
    -¿Qué tal todo?
    
    -Pues la verdad, bastante liada. Mucho trabajo y mi compañera en cama con fiebre.
    
    -No te preocupes por mi. -se oyó la voz de la enferma seguida de tos ronca.
    
    -Vaya, siento oír eso. Si puedo hacer algo.
    
    -El problema es que mi compañera tiene que ponerse una inyección y supositorios... pero vamos, esto último se los puedo poner yo, pero la...
    
    -Bueno. -la interrumpió Javier. -no sé si me meto donde no me llaman, pero en su día estuve ayudando en la consulta de mi tío y aprendí a inyectar.
    
    -¿De veras?, ...
«1234»