1. Efecto llamada


    Fecha: 21/01/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... será".
    
    Josefina se desnudó en el saloncito. Ella era una mujer alta y delgada con unas líneas muy finas. Excepto sus tetas, operadas, que las tenía muy hinchadas, su cuerpo no tenía ni un miligramo de grasa. Se arrodilló ante mí y me bajó los pantalones para sacarme la polla y metérsela en la boca. "Oh, bien, bien, Josefina", la animé. Sus finos labios abarcaban el tronco de mi polla avanzando y retrocediendo; de vez en cuando, escupía mi polla y lamía el frenillo o el glande como si fuese una paleta helada. "Oh, Josefina, bien..., sí, me follé a la mujer esa de la televisión..."; "Mmm, mmm"; "Oh, oh, eché un polvazo con ella..."; "Mmpf, mmpf"; "Oh, oh, era una diosa, oohh", me corrí. Súbitamente, Josefina se incorporó: "¡Una diosa, dices!", chilló, aún con sus labios manchados de semen; "Sí", repliqué; "Lo sospechaba, lo sospechaba".
    
    Me contó algo sobre unas excavaciones, Josefina era arqueóloga. Me contó algo acerca de unos descubrimientos sobre una atávica religión de una ancestral cultura... La interrumpí: "¿Me estás diciendo que he follado con una criatura mitológica?", pregunté desconcertado. Entonces, Josefina abrió su móvil y me mostró la foto de una estatuilla femenina. No cabía en mí de mi asombro: ...
    ... ¡realmente era... Emma!
    
    "No, amor mío, no, Aurelio, no soy una diosa". Me dijo Emma abierta de piernas frente a mí. Porque sí, la volví a ver. Esta vez, estaba desnuda en una charca maloliente. Ere de noche. Salió del cieno oscura como la noche. Yo la envolví con mi camisa y la conduje a mi casa. "Aurelio, soy real, méteme tu polla y te convencerás..., ay, sí... ¿notas mi calentura?..., dame, cariño, dame, Aurelio, así..., sé lo de esas excavaciones..., ah, ah, sí, sí, Aurelio..., sé lo de mi parecido a la estatuilla..., espera, Aurelio, me doy la vuelta, quiero que me des por el culo para que te puedas correr tranquilo..., ay, sí, así..., pero soy una mujer del barrio, la gente ha perdido la cabeza creyendo tantas tonterías como se dicen..., aahh, Aurelio, aahh, sigue..., vivo justo ahí al lado..., ay, y me encanta el río, aahh..., ay, sí, ¡sí, síííí, aahh!, ¿te has corrido?".
    
    Saqué mi polla chorreante del culo de Emma. Ella se quedó de rodillas sobre el colchón apoyada en sus antebrazos aun gimiendo. Yo me tumbé a su lado y besé sus labios metiendo mi cabeza entre sus tetas y las sábanas. "Emma, yo no quería una mujer...", susurré; "Yo tampoco un hombre", respondió; "Pero quiero follarte siempre", continué; "Y yo a ti". 
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