1. Efecto llamada


    Fecha: 21/01/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    Vivir cerca de un río, es lo que tiene: en cualquier momento puede aparecer una criatura que no te esperas que, surgiendo como de la nada, te hace replantearte la existencia. Yo pasaba de mujeres. Yo las ignoraba, en serio. Pero vamos a los hechos. Paseando por la orilla del río que atraviesa la ciudad, es decir, por el paseo asfaltado que lo delimita, vi a Emma. Supe después su nombre, yo no la conocía. Emma apareció de detrás de la valla que separa el río del paseo. Iba en pantaloncitos cortos y llevaba puesta una sudadera ancha.
    
    "Ah, sí, cariño, más, más, aahh, sigue", gemía Emma cuando yo la follaba. Debajo de mí, sus hermosas tetas vibraban al ritmo de mis embestidas. Su piel morena contrastaba con la blancura de mi polla, que yo introducía en su coño con gran ímpetu. "Qué polvo, qué polvo", me repetía yo en mi cabeza. Tan inesperado como satisfactorio polvo embelesaba mi mente torturada con tantos días de trabajo sin descanso. "Ah, sí, me corro, me corro, aahh", gritó Emma, "córrete tú, córrete tú, cariño", pidió Emma. Me corrí, sí: saqué mi polla y me pajeé hasta desparramar mi semen sobre su vientre. "Ahh, sí, sí, Aurelio", me dijo Emma antes de arrodillarse sobre el colchón para lamer las pocas gotas de semen que colgaban de mi glande y relamerse.
    
    A partir de esa noche, yo estuve caminando por el río cada día para poder volver a encontrármela; cosa que no sucedía. A veces, de entre las cañas oía un crujido y un pato levantaba el vuelo o un sapo buscaba ...
    ... refugio bajo el fango. Pero sin noticias de Emma.
    
    Una mañana, mientras me tomaba el café antes de irme al trabajo, viendo un canal de noticias en bucle, oí esto: "Misteriosa desaparición de una joven junto al río Guadalmedina, se cree que ha sido secuestrada por una banda de narcos que la esté obligando a prostituirse..., la joven en cuestión es una hembra en edad fértil que posee una belleza voluptuosa capaz de postrar a cualquier hombre". Bostecé para quitarme el sueño. Luego, me quedé pensando en que esa joven podía tratarse de Emma, que yo me la follé y que no me cobró por ello. Me quedé pensando en que Emma, sí, era bella, pero de una belleza terrenal, nada diferente de otras mujeres bellas con las que yo había follado. Al tiempo, entre estiramientos y más bostezos, vi que pusieron su foto en la pantalla, claramente retocada. Qué se proponían.
    
    Fue un efecto llamada: muchos curiosos, hombres y mujeres acudieron los días siguientes al paseo que bordeaba el río y se asomaban a ver qué veían. Algunos iban con billetes en las manos para no desaprovechar ni un segundo en llegar a un trato carnal. En cuanto a los narcos: ni rastro de ellos. Y me encontré con Josefina. "Hey, qué haces por aquí", le pregunté; "Busco a una mujer", respondió; "Claro, todos la buscan", dije; "¿La has visto?, vives frente al río"; "Por supuesto que la he visto"; "¿Te la has follado?"; "Para responderte a esa pregunta tendrás que subir a mi casa"; "¿Qué quieres?"; "Una mamada, por de contado"; "Así ...
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