1. PARQUE INFANTIL 4. Probando con mi sobrinita (Continuación de “PAEQUE INFANTIL”)


    Fecha: 15/10/2018, Categorías: Voyerismo Autor: mecatronico, Fuente: SexoSinTabues

    ... hermana y mi mamá miraban curiosas la prueba y yo me retiré a un rincón del taller con la disculpa de observar los parámetros de funcionamiento del muñeco y me aferré al control remoto y su pantalla. Con mi control podía encender el muñeco para no usar el cuenta-monedas y así hicimos los primero ciclos solo cabalgando con movimientos pendulares y combinándolos con ascensos y descensos; mi sobrina confirmó que estaba todo muy bien y rápidamente mi mamá y mi hermana perdieron el interés y se retiraron a conversar a la sala; la nena les dijo: yo si me quedo aquí con mi tío probando el muñeco mientras me miraba picaronamente. Y aquí empezó la más hermosa e increíble experiencia que he podido disfrutar en toda mi vida. Cerré la puerta del taller, me retiré al rincón con mi control remoto y la nena me dijo ansiosa: DALE TÍO DALE. Me puse los audífonos, encendí el muñeco y a disfrutar. La pantalla a color me daba una imagen perfecta de la nena y podía oír lo que decía con toda claridad. Apenas paró su primer ciclo de un minuto y medio ella volvió a decir: dale tío, dale otra vez. Entonces no pude resistir la tentación de encender el vibrador en su mínima frecuencia, 120 Hz. e inmediatamente vi su carita transformarse con una preciosa sonrisa que me confirmaba el comienzo de una visita al paraíso para los dos. Al tercer ciclo volvió a repetirme: Dale tío dale más, más y más; muchas veces porfa. Le dije: Listo mi amor, agárrate duro de los manubrios que ahí va. Lo puse en ...
    ... funcionamiento continuo y empecé a subir la frecuencia lentamente con pequeños descensos y regreso al aumento pero sin llegar a los 160 Hz. que era la máxima recomendada. Después de 2 minutos y ya con sus ojitos cerrados empecé a notar en las agujas de mi telemetría un aumento de su pulso y su temperatura. Seguí lentamente aumentando la frecuencia de vibración y alternando distintos movimientos del muñeco, mientras ella subía y bajaba su cabeza entreabriendo sus ojitos que se veían perdidos mirando al cielo donde evidentemente estaba en ese momento. Pulso y temperatura seguían subiendo lentamente y sus labios se fueron abriendo para esbozar los primeros gemidos de placer que eran música celestial para mis oídos. Mi fabuloso invento funcionaba a la perfección y ella y yo cabalgábamos en el paraíso de donde no queríamos salir jamás. De repente hubo un aumento súbito en el pulso y la temperatura que medía la silla y se disparó al máximo; entonces, ante la inminente llegada de su orgasmo aumenté la frecuencia del vibrador al tope de 160 Hz. En ese precioso momento sus piernas se apretaron al muñeco, su carita quedó mirando arriba, entreabriendo sus ojos en los que solo pude ver el blanco de su mirada perdida en el infinito; sus gemidos ahora eran más que audibles, casi gritos ahogados que se escapaban incontrolados de sus labios. Su placer extremo lo podía ver y disfrutar yo también mirando, cual observador curioso, aquella preciosa escena del más elemental y natural instinto de nuestra ...