1. Margaret: de rebelde a obediente, de ingenua a pragmática


    Fecha: 13/01/2024, Categorías: No Consentido Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    Margaret se despertó sobresaltada sudando. La oscuridad era absoluta en aquella habitación y el ruido que la había desvelado hacía que su corazón latiese fieramente.
    
    A sus veinticinco años, la honestidad, la dignidad y esa rebeldía que la habían convertido en alguien popular en la universidad habían cambiado. Un año y medio en prisión le habían enseñado a morderse la lengua y a tragarse su estúpido orgullo.
    
    El primer día en la cárcel, durante la recepción, le ordenaron desnudarse. Una guardia que tenía malas pulgas y parecía disfrutar humillando a las internas, le había metido un dedo en el culo con la excusa de cumplir con la inspección protocolaria. No, no se había tratado de algo rápido, la muy zorra había hurgado allí dentro durante más de cinco interminables minutos, acompañando el abuso con palabras denigrantes.
    
    Eso solo fue el principio. Inspecciones semanales de celda que solían concluir con bajada de pantalones, duchas con manguera como castigo por supuestas miradas amenazantes y un par de veces en la celda de aislamiento, con un cubo de metal dónde hacer las necesidades y el frío suelo como catre para pasar la noche.
    
    La segunda vez, después de permanecer tres días en solitario, enfermó y la llevaron a ver al médico. El tipo tenía cara amable y voz de terciopelo. Diagnosticó a la paciente y prescribió una inyección. Cuando Margaret, amablemente, comentó si no sería posible tomar pastillas, la actitud del galeno cambió. La mujer recibió una bofetada y ...
    ... una bronca que la dejó sin ganas de seguir hablando. Dócilmente se tumbó boca abajo y descubrió su trasero. La aguja era grande y larga y el pinchazo, sin miramientos, la hizo morderse el labio. El líquido penetró lenta y dolorosamente haciéndola llorar. Por fortuna una sola dosis obró el milagro y la fiebre desapareció.
    
    La cárcel le cerró las puertas del mercado laboral y no le quedó más remedio que entrar a trabajar como criada en casa de un coronel. La mansión era grande y la servidumbre se componía de cuatro doncellas más un ama de llaves y un mayordomo.
    
    Dos días antes de que el ruido la despertase, durante una recepción a invitados, un tipo le había pellizcado el trasero mientras servía la sopa provocando que parte de esta cayese en el vestido de la mujer que le acompañaba. De poco o nada sirvieron las disculpas, es más, la situación empeoró cuando comentó que aquel caballero le había tocado el culo. Al día siguiente el ama de llaves reunió al mayordomo y a las criadas en el salón. Margaret fue obligada a inclinarse y desnudar su culo para el castigo. En total recibió veinte azotes de vara que dejaron marcas rojas en sus posaderas.
    
    Al día siguiente, el caballero que la había pellizcado visitó de nuevo la casa y Margaret fue conducida a su presencia.
    
    -Le pido disculpas por lo de ayer. -dijo la chica bajando la vista.
    
    -No esperaba menos. No solo derramaste sopa sobre mi mujer, si no que me pusisteis en evidencia delante de los invitados.
    
    Margaret guardó ...
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