1. Simplemente Ana


    Fecha: 13/10/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Hola a todos los lectores, soy nueva en esta pagina, y quiero compartir como le puse los cuernos a mi pareja con un cliente del negocio. Me llamo Ana, soy española, tengo 32 años, dueña de un negocio de mascotas, vivo en pareja desde hace 6 años, soy rellenita y estatura baja. Si bien no soy atractiva como muchas mujeres, como dice mi pareja, mi simpatía supera mi belleza. A mi tienda empezó a llegar un cliente, bastante mayor que yo, argentino, muy agradable en el trato. Siempre me compra alimentos para sus animales y estamos un rato hablando, me llama por teléfono y me pregunta si tengo tal o cual animal, viene, peleamos el precio y se lo lleva. Muchas veces, entre broma y broma, me invitó a tomar café con él, pero siempre le digo que no, pero como buen argentino, no deja de insistir. Me río mucho con él, es muy simpático también. Cada vez que viene a la tienda me dice piropos, que soy muy hermosa y todas esas salamerías que se le ocurre. Tenemos un nivel de confianza bastante aceptable, le dije que vivía en pareja, pero sigue insistiendo en que vayamos a tomar café, aunque sea lejos de mi tienda, para evitar compromisos con mi novio, "lo voy a pensar", le dije un día, y se fue, después de haber comprados unos peces. Otro día viene y sin querer nos tocamos las manos, yo siempre tengo las manos y los pies fríos, "Ana, que manos frías que tenes", me dice con su acento bien marcado argentino, a mi me gusta mucho como habla, su acento, es muy dulce. "Y si vieras los pies como ...
    ... los tengo, helados", le dije, "que lastima que si te pido que me dejes que te los caliente no vas a querer", me dijo, risueño, "no, para eso ya tengo a mi novio", le dije, siguiendo la broma, aunque realmente cuando lo toco con mis pies fríos, me manda de paseo, y así siempre con mi cliente argentino. Hasta que una mañana vino, y hablando me coge una mano, que estaba fría como siempre, "dejame que te caliente las manos", me dijo, cogiendo la otra, y las tenía entre las suyas, que estaban calentitas, me empezó a decir que tengo unos ojos muy bonitos, que soy muy atractiva mientras pasaba mis manos por sus labios, y yo entre risas lo dejaba, vino otro cliente y me soltó las manos, lo atendí y se fue, volviendo a cogerme las manos y me las seguía besando muy sutilmente, "pero Eduardo, me estas tirando los tejos?", le dije, "solo quiero darte calor", me respondió y siguió besando mis manos, que poco a poco estaban entrando en calor, "y tus pies, están fríos?", me dijo, yo lo miré y le dije que si, pero que no me los iba a poder calentar y nos reímos. Así siempre que venía me cogía las manos, muchas veces vino sin necesidad de comprar nada, estábamos hablando y la verdad que no me disgustaba que me cogiera de las manos, ya que lo hacía con tanta delicadeza, que en el fondo me gustaba. Otra mañana, cuando viene, estábamos cogidos de las manos, y se mete detrás del mostrador, cogiendo una de mis piernas y apoya mi pie sobre una de sus piernas, me quita el zapato, el calcetín, y me ...
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