1. Chica menstruante (III - final)


    Fecha: 17/10/2023, Categorías: Fetichismo Autor: erotic_teller, Fuente: CuentoRelatos

    ... guarra que era esa cría que tenía junto a mí.
    
    Lentamente saqué la polla, que iba perdiendo ya parte de su dureza, acompañada de una especie de salsa rosa que resbaló por los muslos de Nerea. Miré mi rabo y me di cuenta de que era una amalgama de muchas cosas. Se distinguía bien la sangre de la regla y mi semen, pero también sabía que ahí estaban los jugos de Nerea y seguramente algo de mierda que saliera de su culo.
    
    Así, a media erección, se la introdujo entera en la boca y comenzó a chuparla cuidadosamente. Luego la sacó, me lamió el glande y pasó la lengua por toda ella hasta dejarla bastante limpia y, casi, brillante. Se incorporó y me dio un beso con partes de lo que me había limpiado, para que yo pudiera compartir con ella esa mezcla de sabores. Y lo compartí. Y lo tragué. Y me sentí más unido a ella.
    
    - ¿Te gusta como ha quedado? – me preguntó traviesa.
    
    - Me ha encantado todo y la limpieza de polla también. Pero… yo quiero limpiarte a ti si me dejas.
    
    - ¿Sí? ¿Y qué tienes pensado, cabrón?
    
    - Ahora lo verás.
    
    La cogí de la mano y nos levantamos de la cama, que parecía un campo de batalla por el revuelo de las toallas y la sangre derramada sobre ellas, como en una auténtica guerra.
    
    Fuimos al baño. Todavía le escurría por las piernas sangre de su regla, que no dejaba de salir de su preciosa vagina.
    
    - Métete en la bañera – le pedí, mientras yo también entraba. Siéntate y abre las piernas hacia mí.
    
    Nerea sonrió imaginando lo que iba a pasar. Abrió ...
    ... las piernas y, sin que se lo pidiera, de la misma manera se abrió los labios con los dedos. Otra vez la visión de ese coño sucio, aún húmedo, con los restos pegajosos de una tarde de sexo me excitó. Pero esta vez no la iba a follar. Me puse de rodillas ante ella y dirigí mi pene, ya fláccido a su vulva. Y, con las fuerzas que aún tengo pese a mi edad, empecé a mearla con bastante presión. La orina la dirigí a todas las zonas que veía manchadas: sus labios, el ano, el vello púbico que estaba un poco apelmazado, incluso apunté a la entrada del orificio vaginal para intentar limpiarla por dentro. Nerea ayudó con su mano frotando por todas esas partes y, así, la meada fue resbalando por la bañera llevándose con ella las pruebas de la mejor tarde de mi vida.
    
    EPÍLOGO
    
    Nos duchamos, esta vez sin más juegos sexuales. Nerea se puso otro tampón con la misma facilidad con la que había hecho todo lo demás. Pero, antes de colocárselo, cogió las bragas que se había quitado, se las restregó por la vulva y me las ofreció.
    
    - Toma, son para ti. Así me recordarás para siempre – me dijo con una sonrisa. Luego sacó de su bolso otras bragas limpias, esta vez negras, y se las puso.
    
    - Pero ¿no nos vamos a volver a ver? – pregunté extrañado.
    
    - Bueno, si volvemos a coincidir en el chat en esos días, podemos volver a quedar.
    
    - Pero si nos lo hemos pasado tan bien y hemos disfrutado, ¿por qué no me das alguna forma de contacto? No quiero perderte. Coincidir en el chat otra vez quizá no ...