1. Memorias, entre el pasado y el presente (3)


    Fecha: 11/10/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues

    ... de voz neutro, intentando no mostrar ningún interés especial. — ¡Ni hablar hermanito! Eso son cosas tuyas, a mi a veces también me cuesta, me lo hago con la ducha y con los dedos también pero a veces nolo consigo. Hay que practicar —le recomendó. — Bueno, pues seguiré intentándolo. Se quedaron allí tumbados un buen rato, bajo aquellos álamos, que con el viento de la tarde se zarandeaban, sus hojas temblaban y entrechocaban unas con otras produciendo leves crujidos, siendo casi el único sonido que oían. El viento cálido recorría sus cuerpos tumbados a la sombra y la sensación era tan agradable, allí había tanta paz, que se quedaron dormidos y tardaron un buen rato en despertarse. Cuando lo hizo Tom, se giró esperando ver a su hermana y descubrió que estaba sólo, lo había dejado allí tirado aunque no le importó demasiado. Se incorporó, dio un estirón y abrió la boca como el león de “la metro” en las películas antiguas y se desperezó. Finalmente se levantó y volvió a casa. El sol, ya estaba acercándose a la cima de los cerros cercanos, ya no tardaría mucho en desaparecer tras ellos, como engullido por la tierra. Por la noche, siguió haciendo calor, aunque tal vez menos que en noches pasadas, aún así Tom quedó con su hermana Cathy para bajar al sótano a seguir leyendo la apasionante historia escrita en aquel legajo. «Tras descubrir el placer de la masturbación todo mi mundo cambió, a todas horas pensaba en ello y el día siguiente se me tremendamente largo. Por la tarde fui sólo ...
    ... al granero pues mi amigo Albert, no vino a verme aquél día, su padre o su madre lo requirieron para hacer algo, no recuerdo de qué se trataba. El caso es que estuve esperando en el granero y oí llegar a la chica negra sola, cuando entró yo me escondí detrás de un montón de heno en el techo del granero y escarbando en él hice un agujero por el que pude espiarla. Ella recorrió con la mirada toda la estancia, sentada en las balas de paja donde todos los días mi padre abusaba de ella, así que sentí que me descubriría y me asusté un poco, no por el simple hecho de que ella me viera, sino por la reacción de mi padre si ella se lo decía, pues bien podía ganarme una buena “tunda”, por hacer algo así. El tiempo pasó, yo la observaba, con su vestido viejo y remendado por todos sitios, ella era muy guapa y yo, tras conseguir calmar mi psicosis pensando que me descubriría, la tenía ya dura pensando en su cuerpo desnudo y hasta me había sacado y empezaba a tocármela suavemente como Dora me hacía. Ya había aprendido el truco y aquello funcionaba mejor. La espera se hizo larga y la chica se levantó y empezó a caminar de un lado para otro, mirando hacia la puerta, tal vez dudando si vendría su amo, y temiendo marcharse y que él llegase y no la encontrara. Al final se marchó y yo lamenté tanto el hecho que no quise seguir tocándome solo, así que bajé de allí y también me marché. El segundo intento de aplacar mis apetitos sexuales, sería esta noche, durante el baño. Así que la tarde se me hizo ...
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