1. Heil mama (Cap. 7)


    Fecha: 01/08/2017, Categorías: Fetichismo Autor: DocJoliday, Fuente: CuentoRelatos

    ... senté a su lado y la miré fijamente, con mis ojos de loco, en ese momento más de loco que nunca.
    
    —¿Estás bien, Paco? Pareces... tenso —dijo. Me puso una mano en el hombro y apretó un poco.
    
    —Dime una cosa, tita. Mi madre te lo cuenta todo, ¿verdad? —dije.
    
    —Pues sí... claro. Nos lo contamos todo desde que éramos pequeñas —respondió Merche, confundida por que le hablase de su hermana.
    
    —¿Y te ha contado si últimamente... se ve con alguien?
    
    —¿Verse con alguien? ¿Cómo un novio o algo así? —preguntó mi tía, levantando una ceja —. No, que yo sepa. No ha salido con nadie desde que murió tu padre. A mí me lo hubiese contado.
    
    —¿Estás segura? —insistí.
    
    —Claro. Ya sabes cómo es tu madre. No es de las que se ven con un tío en secreto —afirmó. Su sonrisa sarcástica regresó por un momento, y eso no me gustó.
    
    La agarré por el pelo, cerca de la nuca, y soltó un breve chillido. La obligué a mirarme a la cara. La sonrisa había desaparecido. En sus ojos brillantes solo había una incitante mezcla de miedo, lujuria y algo parecido a la adoración.
    
    —No me estás mintiendo, ¿verdad?
    
    —No... No miento. Lo juro. Nunca te mentiría.
    
    —¿Qué tal tu culo, tita? —pregunté, con una sonrisa sádica.
    
    —Todavía... Me escuece un poco. Pero si quieres... Es tuyo. Haré lo que quieras.
    
    —Eres mi perra, ¿no es así?
    
    —Sí... Lo soy.
    
    —Dilo, alto y claro.
    
    —Soy tu perra.
    
    Eso me dejó satisfecho y la solté. Ella tenía la respiración agitada, y seguro que sus bragas habían ...
    ... comenzado a humedecerse. La tenía bajo control, y eso podría resultarme útil. Un plan comenzó a tomar forma en mi recalentada sesera.
    
    —Voy a contarte algo, pero tienes que guardar el secreto.
    
    —Claro que sí, Paco. Lo que sea.
    
    —Júralo, perra.
    
    —Lo juro.
    
    Entonces me desahogué contándoselo todo, desde mis fantasías con mamá, el incidente del confesionario, hasta lo que había visto en la casa del párroco. Ella escuchaba sin decir palabra, con la boca un poco abierta por la sorpresa y las cejas levantadas. Cruzó sus largas piernas y me pareció que temblaba un poco. Era evidente que se contenía para no meter la mano bajo sus bragas y tocarse. Hasta se relamió y suspiró cuando llegué a la parte en la que su hermana mayor se tragaba el semen del negro.
    
    —Joder... Paco. No me lo puedo creer. ¿Con el párroco?
    
    —¿Conoces al padre Josué?
    
    —Lo he visto un par de veces correr en el parque, en chándal. Me sorprendió cuando me dijeron que ese pedazo de tío es cura.
    
    —¿Tu también te lo has follado? —pregunté. A esas alturas, no me habría parecido raro.
    
    —No, ni siquiera he hablado con él. ¡Será puta la Puri! Se lo monta con un negrazo y no me cuenta nada.
    
    —Eso es lo de menos. Lo importante es que es una zorra hipócrita.
    
    —A ti lo que te molesta es que lo haya hecho con un negro, ¿verdad? —dijo Merche, mirando de reojo la bandera del Tercer Reich y otros símbolos nazis que adornaban mis paredes.
    
    —Me molesta que lo haya hecho, y punto. Va de santa por la vida y es tan ...
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