1. En el trabajo


    Fecha: 04/10/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... enseguida. Como pude saque mi verga de su boca, y continué con mi chupada de argolla. después de breves minutos, logre extraerle su primer orgasmo.
    
    La pausa se impuso y luego volví a frotar su entrepierna, para lograr la buena lubricación; al notar que ya estaba "ponible", dirigí mi garrote hasta su abierta cuevita del amor, no encontrando resistencia alguna y llegando hasta el tope de mis huevos contra su vulva. Sus piernas me abrazaron por la cintura y comenzó mi bombeo. No fueron muchas las estocadas que distaron para que entre grandes ruidos, tuviera una acabada gloriosa. Seguimos unidos por buen rato y decidimos que podríamos "echarnos" otro. Mi virilidad no estaba a punto y ella se dedicó a sobar primero con las manos y luego con la boca, hasta lograr una buena erección. Acto seguido estando yo de espaldas sobre el improvisado colchón, María Rosa de puso en cuclillas y empezó a descender sobre mi enhiesto garrote, al llegar al borde de su cleca hizo varios círculos que nos elevaron la "temperatura" y de nuestras humedeces, resultó una fácil introducción que acompañe con mis manos sosteniendo su hermoso culo. La cabalgata tuvo ...
    ... ribetes de excepción : un sube y baja de ella, acompasado por una elevación y descenso de mi pelvis y los jadeos que inundaban el ambiente. Prolongada fue tal cabalgata, que para llegar a la simultánea acabada, nos envolvimos en sudor que se deslizaba por nuestros acalorados cuerpos. Entre gritos, gruñidos y jadeos, ella se dejó caer de espaldas sobre mi tórax y allí pude asirle sus redondas tetas. Le masajeé los pezones hasta que mis dedos se acalambraron y a la vez que mi pito se iba achicando y saliendo de su aterciopelada cueva del amor. Extasiados por largo rato y luego que nos vestimos, llamamos por el teléfono interno al sereno, a quien tuvimos que sobornar para que nos dejara salir y que no nos delatara frente a los jefes.
    
    Mis encuentros con María Rosa duraron por casi dos años, pero en distintos lugares y con mayor "veteranía" y experiencia, anexando nuevas y desconocidas por nosotros, caricias y artes amatorias. Todo terminó cuando falleció su padre y con su madre decidieron mudarse a una lejana ciudad, sin que nunca mas tuviera noticias de ella. Eso sí: Me quedó su recuerdo y el delicioso sabor de su piel.
    
    Un trabajador. 
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